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La gata sobre el tejado de zinc

Sin duda alguna, una de las parejas más llamativas del cine fue la que formaron en esta película Paul Newman y Elizabeth Taylor, que no sólo se quedan en guapos sino en estupendos actores. La gata supuso la primera nominación a los Oscar de Newman (1958) que, aunque en la adaptación se le dio más presencia a Maggie, sigue siendo el centro neurálgico (la Taylor, que ya llevaba cuatro matrimonios, también estuvo nominada; la película lo estuvo a 6 en total) No debe caer en el olvido la actuación de Burl Ives, el Abuelo, que también había actuado en la versión teatral del 55.

El origen de todo es la obra de Tennessee Williamas Cat on a hot tin roof (en español se quitó lo de caliente) que fue llevada al teatro nada más y nada menos que por Elia Kazan. Los retoques no se hicieron esperar, sobre todo en lo referente a la supuesta homosexualidad entre Skipper y Brick. El tema homosexual está muy presente en la obra de Williams; por ejemplo, la habitación en donde duermen Newman y Taylor estaba ocupada antes por una pareja homosexual. Todos los cambios que se producen en la obra supusieron, según él mismo, la caída en el alcoholismo del dramaturgo, de donde sólo pudo salir con la ayuda del Pulitzer.

El tema central de La gata sobre el tejado de cinc es la «mendacidad», es decir, sobre la mentira e hipocresía. Por supuesto aparecen muchos otros subtemas como el amor, la avaricia, el sentido de la vida, la familia, etc., pero el hilo conductor es sin duda alguna la falsedad constante de todos, hasta de los que no entran supuestamente en ese juego.

El reparto es extremadamente efectivo aunque, por encima de todos destaca Paul Newman y, especialmente, Burl Ives, sobre los cuales recae casi todo el peso de la historia. La película comienza con Brick borracho en su competición de salto de vallas para empezar a introducirnos en el tema de Skipper, de su problema con el alcohol y de su relativa indeferencia hacia Maggie.

Sin duda uno de los principales hilos es la historia de Skipper. Compañero de Bricks en el deporte, se suicida y arrastra con su muerte a Newman al alcoholismo y a una desconfianza hacia su mujer que no le permite ni beber en el mismo vaso. Teniendo sólo en cuenta la película, el tema de la homosexualidad no queda reflejado apenas para más tarde resolverse la más mínima duda. Skipper es el héroe de Bricks, en el que se refugia y en el que se apoya, pero cuando le pide socorro y él no es capaz de ayudarle se suicida y el admirador se siente culpable. El mito cae tras un desastroso partido de fútbol americano y tras pasar unos momentos en la habitación con Magie, lo cual torturará constantemente a Bricks que culpa a ella de que hubiese pasado algo entre ambos. El dolor que siente hacia la pérdida del mito es intenso.

El Abuelo se está muriendo y la lucha por la herencia toma parte también en el motor de la película. Ante su hermano y su esposa, Bricks y Magie pierden 6 a 0 en cuanto hijos y todo va a seguir igual puesto que no puede mirarla a la cara. Los diálogos son hirientes y humillantes enfrentando a una mujer que lucha por no perder a su marido y a un hombre desengañado de la vida y que lo único que persigue es conseguir por
medio de la bebida escuchar ese clic que lo deje en paz consigo mismo para dejar de reprocharse que no cogiese el teléfono cuando su amigo Skipper lo llamaba para pedirle ayuda y consuelo, para olvidar que el responsable de que éste se suicidara era él.

La conversación más densa de la película es la que mantienen Bricks y el Abuelo en el sótano mientras arriba se pelean por la herencia. Vemos cómo sienten repugnancia hacia el mundo en general para descubrir que lo único que vale la pena es el amor; frente a la riqueza, a las posesiones, al imperio que uno consiga se erige el amor como el gran vencedor porque es lo único que siempre queda y lo que da sentido a la vida. Incluso el gran emperador del clan se tiene que rendir ante la supuesta evidencia: él consiguió levantar un imperio de la nada y vive en un mundo de mentiras, acepta esas reglas y toma parte en el juego haciendo creer, por ejemplo, que ama a su esposa cuando en realidad no la soporta desde hace 40 años; pero aparece la maleta de su padre, el mendigo (cf. mendacidad), en cuyo
interior no le legó más que cariño.

Como no, la película termina bien, quitando que todos sabemos que dentro de poco morirá el Abuelo. Éste le dice a su esposa, a la misma que no puede soportar desde hace casi media década, que lo acompañe a dar un paseo por su finquita; la pareja formada por Gooper y su esposa (la cual produce repulsión desde el primer momento) parece que se van a quedar sin expulsar de la herencia a Newman, el cual, ya todo aclarado en cuanto a Skipper y Magie, la llama a la habitación para cumplir la noticia
que ella ha dado: van a tener un hijo. Y es que la Taylor es mucha Taylor:

Richard Brooks adaptó esta obra teatral pero consiguió mantener unos diálogos excelentes, tensos y densos, que hizo que se convirtiese en una de las diez más taquilleras de aquel año.

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