La palabra huracán proviene del maya Huracán, nombre de un dios que esparció su aliento sobre las aguas caóticas existentes en el origen creando así las tierras; esto lo tuvo que hacer entre el uno de Junio y el treinta de Noviembre, ya que ésta es la época más propicia para que se produzcan en la Cuenca del Atlántico.
Se trata de tormentas producidas en el mar y que provocan unos vientos de, como mínimo, 118 kilómetros por hora. Si la velocidad es inferior reciben el nombre de depresión tropical (hasta 62 km/h) o de tormenta tropical (de hasta 117 km/h). La escala Saffir-Simpson define y clasifica la categoría de un huracán en función de la velocidad de los vientos del mismo. La categoría 1 es la menos intensa (vientos de 119 a 153 km/h); la categoría 5 es la más intensa (vientos mayores que 250 km/h). Aunque es lógico que los de categoría 4 y 5 se consideren más severos en cuanto a daños, la destrucción que provocan no tiene que ver ya que dependen de otras variables como la zona de actuación, los fenómenos atmosféricos que interactúen y la velocidad con la que se desplace. El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos considera a todos los huracanes que sobrepasan la Categoría 3 como Huracanes Mayores.
El huracán está formado por unas bandas nubosas con forma de espiral en torno a su centro; el ojo suele tener de unos 30 a 65 km. de diámetro, sector de bastante calma y con poca nubosidad; en sus paredes, compuestas por nubes densas, es donde se encuentran los vientos más intensos. En los niveles altos de la atmósfera el viento circula en forma horaria, al contrario que en los niveles bajos, por lo que el aire desciende y forma el ojo. En la parte frontal derecha es donde, en la mayoría de las ocasiones, aparecen los tornados.
Se forman no sólo en la Cuenca del Atlántico sino también en la australiana, la indoaustraliana, en la del Pacífico y el Norte y Suroeste del Índico.
Su formación, aunque no se conoce exactamente, necesita que la temperatura del agua del mar sea superior a 26 grados centígrados, dando lugar a un centro de baja presión la evaporación, y que haya una entrada constante de aire frío.
Su desaparición puede ser debida a varias causas: a que toque tierra, debilitándose más o menos rápidamente, ya que pierde el contacto con aguas cálidas, al igual que si se mantiene en una misma zona y consume el calor o se traslada a aguas más frías (ciclón extratropical); a la llamada cizalladura (variación del vector de velocidad del viento), la cual provoca un cambio de dirección y su desintegración; que la tormenta sea absorbida por otra área de baja presión.
Su detección corre a cuenta de los satélites, los cuales los detectan en el momento que empiezan a formarse. Gracias a esto conocemos su existencia al menos tres o cuatro días antes.
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