Una de las pruebas más palpables de que vivimos en una sociedad de mediocres es el tan famoso Premio Planeta. En torno a él se une la mayor mezquindad que podamos encontrar en cualquier otro acto. Puedo llegar a comprender que un empresario otorgue una cantidad de dinero más que importante a cualquiera con tal de obtener beneficios, a fin de cuentas es una empresa que busca su salud. Lo que me molesta sobre manera es que gente de renombre se preste a formar parte de un jurado, cuyo papel desconozco por completo, y que se muestre la falta de dignidad propia al ir a recoger un galardón del que no sólo todo el mundo sospecha sino que se ha demostrado que es un tongazo.
Este año se han presentado, dicen, cuatrocientas diecisiete obras. Teniendo en cuenta que el ganador está firmado en contrato, ¿para qué mandan tantas? Puede que haya más contratos por ahí
De todas formas, la inquina con la que se trata a este premio no es justa. Más lamentables son todos los otros cuyo ganador es elegido a dedo por la mísera cantidad de “se publicará la obra ganadora” y le daremos un cachete cariñoso. Esos pequeños concursos son los que empiezan a frustrar a los que tienen vocación de escritor y, lo que es peor, a los que tienen talento.
Otro tema que me atormenta es el de los estatutos. Un Estatuto no es más ni menos que una ley, unas reglas. Por ejemplo, gracias al nuestro, en Andalucía sabemos el significado de “deuda histórica”. Hay una duda que me ronda y que no consigo llegar a responder. No hace mucho se estaba hablando y medio tratando el tema de que nuestra Constitución habría que reformarla; parece ser que está anticuada. No sé en qué punto quedó eso pero el caso es que, la reforma de los Estatutos está sujeta a la Constitución, es decir, que por mucho que quieran introducir ciertos aspectos el gobierno catalán no va a poder ser. ¿Por qué no, de una vez por todas, se valora la Constitución del 78 y se hace lo que sea necesario?
El problema principal catalán está en la financiación (no hagan chistes fáciles), pretenden un sistema detallado y cerrado. La mayoría de los problemas se pueden resolver negociando pero otros no. Si eso se trata en el Consejo de Política Fiscal y Financiera a qué estamos jugando, posiblemente el fin de esto sea vamos a plantear un imposible y así cedemos en ello y conseguimos otras cosas. Claro que también podemos estar jugando a que el País Vasco y Navarra no dependen en este aspecto de ninguna ley orgánica y que nos pasamos a su equipo.
Dentro de muy poco lo veremos.
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