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Simón Bolívar

“Quiso Dios formar de salvajes un grande Imperio y creó a Manco Capac; pecó su raza, y lanzó a Pizarro. Después de tres siglos de expiación, ha tenido piedad de la América y os ha creado a vos”
Saludo del mestizo Choquehuanca a Bolívar.

La perfección de Dios se pone en duda con frecuencia al dar a luz hombres del calibre de El Libertador, hambrientos de justicia y libertad, y rodearlos de mediocres. La embarcación en la que viaja Lord Byron para morir en las murallas de Misolongui por la libertad de Grecia no podía tener mejor nombre que “Bolívar”.
El 24 de Julio de 1783 nace, nada más y nada menos, que Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, en una familia perteneciente a la aristocracia conformada por los mantuanos. Todos sus antepasados ocuparon altos cargos en la administración colonial, en las milicias reales y no descuidaron su hacienda. El abuelo de Simón estuvo incluso a punto de conseguir el título de Marqués de San Luis, el cual no logró debido al “nudo de la Marín”, es decir, a que había sangre granate, no roja, no suficientemente limpia.
Muertos sus padres, Juan Vicente en 1786 y Mª de la Concepción en 1792, queda a cargo de su abuelo Feliciano, al igual que sus hermanos Juan Vicente, Juana y Mª Antonia. Su camino empieza a marcarse con las enseñanzas del escribiente Simón Carreño Rodríguez o, como se le llamaba, Simón Robinsón, que le inculca la pasión por la libertad y las virtudes republicanas (el Emilio era el libro de cabecera del profesor). Sus ideas revolucionarias pronto se verán enfrentadas con sus convicciones aristocráticas por la conspiración de José Mª España y Manuel Gual en 1797.
  Bolívar comienza su instrucción militar sin su maestro, hallado implicado en la conspiración y excarcelado después para partir hacia Europa, e ingresa en el Regimiento de Milicias de Voluntarios Blancos de los Valles de Aragua. En Enero de 1799 embarca con destino a Europa en el puerto de La Guaira con su amigo Esteban Escobar. En Madrid se alojará en casa de su tío Esteban Palacios.  Su formación se verá ahora reforzada gracias, sobre todo, al marqués de Ustáriz.
  Con la vuelta de Godoy y la caída en desgracia de Manuel Mallo abandona Madrid yendo a Bilbao donde se reencuentra con el amor de su vida, bueno, uno de los diez millones y pico de amores de su vida, Mª Teresa, con la única que se casará (25 de Mayo de 1802). De Bilbao parte hacia París en donde ve a Napoleón, vuelve a Madrid donde se casa y parte hacia Caracas. Volverá a Europa al año siguiente, muerta Mª Teresa por la fiebre amarilla.

“Las revoluciones producen sus propios hombres y América no será una excepción”
Bouplanel

Francisco Miranda, considerado el precursor de la emancipación, es el primero en lanzar un ataque contra el dominio español en Venezuela (Marzo-Agosto de 1806). Con la crisis monárquica que sufre España (reformismo borbónico), la burguesía criolla se levantará harta de la presión tanto administrativa como fiscal que padece desde la segunda mitad del siglo XVIII; la crisis burguesa que fracasa en España cristaliza en América. La guerra civil se transforma en una guerra de resistencia contra el ocupante extranjero. El principal problema era que América estaba en un estado de absoluta inmadurez, era un niño crecido que se enfrenta al déspota tutor que lo ha limitado durante demasiado tiempo.

Nuestra división, y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud”
Bolívar

La complejidad de la sociedad venezolana hacía que la relación entre los terratenientes y las castas fuese excesivamente conflictiva. También existía malestar entre los blancos de orilla, marginados en labores artesanales o en agricultura de subsistencia.
Uno de los asuntos que más preocupa a Bolívar es esa división que existe en la “América antes española”; considera imprescindible “formar de todo el Nuevo Mundo una sola nación con un solo vínculo que ligue a sus partes entre sí y con el todo”, problema que la historia se encargaría de verificar y que él tendría la mala suerte de vivir.
La lucha de Bolívar será a muerte. Para conseguir la emancipación sabía que debía llegar hasta el final, que toda lucha iba a ser poca. Sus intentos diplomáticos, aunque numerosos, en la mayoría de las ocasiones fueron vanos, pero su arrojo era inmenso. Cuando los Estados Unidos, supuestamente neutrales, dan su apoyo a los realistas, las palabras que dirige El Libertador a J. B. Irvim son un claro ejemplo: “No permitiré que se ultraje ni desprecie el Gobierno y los derechos de Venezuela. Defendiéndonos contra la España ha desparecido una gran parte de nuestra población… Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero si el mundo entero la ofende.”

“Yo pienso que sería mejor para la América adoptar el Corán que el gobierno de los EEUU, aunque es el mejor del mundo.”
 Bolívar

Las ideas liberales se piensan en Europa, no podía ser de otra forma, pero se incorporan en Hispanoamérica (perdóneme, señor Bolívar, por utilizar este término). Encontramos dos corrientes en el liberalismo de principios del XIX, la centralista y la federalista. “El sistema federal, bien que sea el más perfecto y más capaz de proporcionar felicidad humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros nacientes Estados. Generalmente hablando, todavía nuestros ciudadanos no se hallan en aptitud de ejercer por si mismos y cumplidamente sus derechos porque carecen de las virtudes que caracterizan al verdadero republicano; virtudes que no se adquieren en los gobiernos absolutos, en donde se desconocen los derechos y deberes del ciudadano.” Bolívar se basa en dos modelos modernos y dos antiguos: el francés y el británico por un lado y el de Roma y Grecia por otro; destacará sobre todo el de Roma y el británico, sentirá auténtica fascinación por el sistema bicameral. No obstante no persigue una burda imitación, cada pueblo necesita unas leyes que se adapten a su realidad.

“Es nuestra ambición ofrecer a los españoles una segunda patria, pero erguida, no abrumada de cadenas”
Bolívar.

Concebía el hecho revolucionario como un proceso dialéctico formado por desintegración e integración. La revolución emancipaba los antiguos virreinatos pero consideraba que éstos debían reintegrarse bajo la forma de Estados republicanos, unidos en una conferencia. La unidad era para él decisiva.
Con la Revolución de Riego en España (1820) y con el consiguiente advenimiento de un gobierno liberal, Bolívar cree que gran parte del camino se va a facilitar ahora, sin embargo se equivoca.
Tardará varios años en conseguir la tan preciada emancipación de la que disfrutará más bien poco. Con la victoria de Ayacucho en Diciembre de 1824 consigue que Canning, con el apoyo de los financieros, reconociese las repúblicas emancipadas y enviase diplomáticos.
Bolívar se merece todo; el Alto Perú lo homenajea convirtiéndose en Bolivia en 1825, independiente tanto de Perú como de Argentina. No obstante las traiciones y conspiraciones siguen a la orden del día.
Sin duda, una de las mayores satisfacciones que seguramente tuvo fue la redacción de la Constitución de Bolivia, sólo su redacción ya que luego sufrió modificaciones. Su pensamiento está ahí. Mantenía la clásica división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial); creaba un cuerpo legislativo dividido en tres cámaras y añadía un cuarto organismo, electoral, formado por delegados de todas las provincias; defendía la separación entre Estado e Iglesia establecía la libertad de cultos, los ciudadanos eran declarados iguales ante la ley y se establecían las garantías individuales (libertad, seguridad, propiedad e igualdad).

El resultado de toda su vida, lo que obtuvo tras tantos sufrimientos, luchas y compromiso, lo resumimos en una cara del 9 de Noviembre de 1830. No hay palabras más acertadas que las suyas para expresar la mayor de las frustraciones:
“1. La América es ingobernable para nosotros
2. El que sirve una revolución ara en el mar.
3. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar.
4. Este país caerá infaliblemente en manos de una multitud desenfrenada, para pasar después a tiranuelos casi imperceptibles, de todos los colores y razas.
5. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán a conquistarnos.
6. Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de América.”
Bolívar había logrado que la emancipación fuese una realidad, que la “América antes española” pudiera buscar su futuro, que sus hombres fuesen libres. Desgraciadamente topó con la ambición y en lugar de que los pueblos se uniesen, estos se mataban.

El 17 de Diciembre, por culpa de una enfermedad que arrastró durante demasiado tiempo,  dejó su América

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