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LOE, LOGSE o cualquier otra memez

En este desdichado país en el que una plaza de toros sirve para cualquier cosa, volvemos a enfrentarnos con una nueva reforma educativa. Cada vez me fascina más cuando la ciudadanía participa en temas en los que no tiene ni la más remota idea, dirigidos por titiriteros, alejados del de Serrat. Lo mejor del tema es cuando, con tal de criticar, hasta se inventan aspectos que no aparecen reflejados en ningún lugar.

Por supuesto, el problema es mayor aún cuando no se consigue mejorar una reforma que tiene faltas bastante importantes. En su momento tuve que estudiarme la LOGSE , ley muy bonita y hermosa, con fines muy loables, pero impracticable, lejos de la realidad educativa. Pienso que es correcto ser idealista, poco fructífero pero correcto. Me convertí en un fanático de uno de sus objetivos: ?aprender a aprender?. Se trata de que tanto niños como jóvenes e incluso adultos, consigan no necesitar la guía de nadie para poder seguir aprendiendo, de forma adecuada, y continuar su crecimiento intelectual. Sin embargo, intentar modernizar un sistema educativo, obtener un resultado de calidad y conseguir convertir a los más pequeños en aprendices constantes, necesita un cuerpo docente suficientemente preparado. El hecho de ser funcionario a perpetuidad es un lastre que se debe solucionar. No obstante siempre están aquellos pobres amargados que se preocupan por su labor y que intentan ir superándose. De su tiempo libre buscan momentos para asistir a clases de perfeccionamiento pedagógico, están siempre a la caza de nueva información que amplíe sus conocimientos, etc., pero estos son los menos y, encima, en poco tiempo caen en una depresión de caballo ya que se ven luchando contra un Goliat estatal y pequeños goliatcillos mal educados y con mucha mala leche.

La LOE desde luego tiene varios aspectos superables y algunos planteamientos erróneos. Lo primero que me llamó la atención fue un detalle de la redacción: debo de ser un machista grandísimo porque sigo sin soportar las distinciones supuestas de género que se han convertido en lo políticamente correcto; tiene un pase que distingan entre alumnos y alumnas, es una tremenda chorrada pero bueno, lo que no tiene ni pies ni cabeza es que también diferencien entre profesores y profesoras. Todavía no he encontrado dónde está la marca de género en profesores (espero que ningún espabilado diga que en el artículo porque esto puede llegar a ser tremendo). Parece ser que los hombres tenemos que buscar un nuevo espacio, esperemos que la igualdad sea una realidad, para todos, y que dejen de hacer demagogia con, por ejemplo, el sexismo del lenguaje y sepan distinguir entre el uso que se hace de él y el lenguaje en sí.

Considero que el segundo error más importante que refleja la nueva ley de reforma educativa es que se hace más responsables a los profesores de la educación de los estudiantes que a los padres; esto es un paso atrás más que importante aunque puede tener su razón en que, en muchos casos, los padres son más animales que los propios niños.

No obstante, el que creo es el error más imperdonable de todos es que se trata a los niños y jóvenes como personas, incluso parecen atribuirles responsabilidad, como si ellos supieran lo que hacen. Debemos dejar a un lado ciertos aspectos liberales y ser más realistas. Hasta que no termine COU o como se llame ahora o en el futuro, no pueden abandonar; que tengan una preparación decente con unos objetivos mínimos que se deben ir ampliando conforme pasa el tiempo. En lugar de que las nuevas generaciones vayan estando mejor preparadas, nos encontramos con una cuesta abajo, ni siquiera saben jugar al ordenador mejor que nosotros. Por supuesto el repetir curso debe existir; antes cuando tripitías te echaban del centro y tenías que buscar otro, debemos aplicar algo parecido: como malos estudiantes se deben internar en una granja escuela en la que trabajen para mantenerse y que a los contribuyentes no nos cueste nada, ya está bien de lacras sociales. Por supuesto siempre que no obtengan unos objetivos mínimos: saber leer, escribir, distinguir entre la guerra mundial y la guerra civil española, etc., tampoco hay que exagerar y ponerse en plan nazi.

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