Uno de Enero del dos mil seis, la raza denominada humana fumadora pasa a considerarse enemigos públicos número uno, el extraerles un pulmón, vivos o muertos, será recompensado. </p>
<p>Pobre Sara Montiel, quinientos mil años esperando al hombre que quiere y ahora ni siquiera podrá amenizar el rato fumándose un puro. Mi opinión sobre la nueva tortura ha cambiado un poco desde que empecé a conocerla; uno es un fumador empedernido, que siempre ha intentado respetar a los no fumadores, pero que en estos días ha estado a punto de agredir físicamente a varios. Por una parte me parece razonable: ?los derechos de los no fumadores prevalecen sobre los de los fumadores?. No se trata de que esté de acuerdo o no, si no de que esto es así, al que no le guste que cambie el tabaco por ajo y agua. No voy a entrar en temas económicos, de esos de qué van a hacer las dos o tres familias que se dedican a este tipo de industria, ni del dinero que va a dejar de ingresar el Estado gracias a los asesinos de branquias ajenas que somos los que le damos al fumeque; ni siquiera voy a hablar de cierta libertad ni tan sólo voy a plantear que prohíban los coches para que no haya accidentes ni que los derechos para entrar en un autobús de los que nos duchamos prevalezcan sobre los guarros, ni del derecho de que mi voto en unas elecciones valga más que el de algunos mendrugos mayores de edad, etc., tan solo me gustaría que me explicasen como un gobierno puede ser tan tremendamente estúpido, cobarde o llámenlo como quieran. </p>
<p>Si partimos de la base de que?, perdonen un momento, voy a fumarme un cigarro, en ocho minutos vuelvo porque, aunque estoy en mi casa, también es mi lugar de trabajo, así que? </p>
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<p>Ya está. Como iba diciendo, si partimos de la base de que hay que proteger a los no fumadores, a los que el humo de los coches, motos, autobuses, patinetas, etc. no les perjudica, si nos basamos en que se trata de proteger la salud, que este gobierno que de talante tan remarcado, me explique por qué cojones los niños pueden entrar a los bares de fumadores, solos no, pero acompañados sí; si tratan de proteger a los adultos, cómo dejan abandonada a esa tierna infancia que chilla, corre, pide coca colas, en los lugares de fumadores. No veo la lógica por ningún sitio a no ser, claro, que busquen el suicidio colectivo de los que desesperados acudamos a una cafetería para tomarnos un café (como sigan así descafeinado, de la cerveza olvídense pronto) y fumarnos nuestro consabido cigarrito y nos encontremos a esas adorables criaturas dando por culo todo el rato, ya no sólo tenemos que aguantar a los padres maleducados y a los niños coñazos sino también hacerlos con la mínima nicotina exigida por nuestro cuerpo. Ni ese respiro nos dejan. </p>
<p>De todas maneras, lo más importante de la nueva tortura es la imposibilidad de vender cigarros de chocolate (del dulce). Podemos observar cómo sabemos perfectamente diferenciar la línea que separa la gilipollez profunda de la menos marcada. Menos mal que siempre nos quedará el Pedro, que se trae un material de Marruecos, eso sí, a partir de ahora me los prepararé sin tabaco.
Adiós a Humphrey Bogart
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