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Esta noche tú no mueres

<p>En la comisura de mis pesta&ntilde;as dejaste olvidado un pelda&ntilde;o de tus ojos, y hoy, sigilosa, camino bordeando tus pupilas, recogiendo los gajos de tu &uacute;ltima mirada.<br>
Las manos de la tierra recortadas sobre el recuerdo lloran incansables en esta noche empedrada. Ni el mediod&iacute;a de tu cuerpo, ni la arboleda de tu sangre, ni el color de tus silencios se le clavan en el vientre.<br>
Esta noche t&uacute; no mueres porque yo te sostengo con el agua de mis palabras, y te purifico entre las ramas de mi infancia, y enhebro cantos en las vetas de aquel &aacute;rbol, y suelto esquinas en las flores de tus dedos.<br>
Es que t&uacute; me llueves en el per&iacute;metro de mis llagas y te vuelves templo de mis horas desterradas y entornas tu voz en el hueco de mis pasos y te callas, oasis, en la arena de mis nostalgias.<br>
Esta noche t&uacute; no mueres porque yo te arrullo con mis rondas de febrero y te acomodo golondrinas en el manto de tu despedida y encadeno el pastizal donde acunas hoy tus huesos.<br>
Es que t&uacute; me atardeces con las hojas de un oto&ntilde;o y te vuelves nave encallada entre mis ruegos, y de pronto un valle se columpia entre tus brazos y florecen campos de tus manos enterradas, y una rosa me sorprende con su voz amarillenta murmur&aacute;ndole a mis ojos, del color de las espinas, que esta noche t&uacute; no mueres… amaneces desde el tiempo.</p>

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