No sé si ojo por ojo el mundo quedará ciego, no sé si una crisis petrolífera nos llevará a un caos supremo, no sé si es tan llevadero levantarse por la mañana con muertos en la cabeza, no sé cual es el precio de la vida de un inocente, no sé cuánto vale la dignidad.
Tampoco sé lo que es acostarse con el rugir de los bombardeos, no sé lo que es pasar hambre y sed, no sé lo que es perder a los allegados antes de tiempo, no sé cuánto odio es necesario para matar, no sé cuándo es necesario traspasar la frontera del bien y el mal, no sé lo que se siente al ver a un hijo en peligro ni tampoco atado a una bomba corriendo hacia dios sabe quién, no sé qué se siente al torturar ni al ser torturado, no sé lo que es encontrarte en la misma mísera guerra de años atrás.
No puedo saber cómo se puede negar ayuda a los inocentes, no sé cómo se ve morir gente sin sentir, no sé lo que son doscientos muertos, no sé qué es una excavadora tapando ataúdes, no sé qué es no encontrar la mitad del cuerpo de mi hermano, no sé lo es no encontrar el barrio que ayer estaba.
No sé si una religión merece tanto la pena, no sé si un país es tan importante, no sé cómo alguien puede ser tan asesino.
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