<p>La noche abraza el alma y la mece suave y dulcemente, la Luna sonríe mientras la brisa va dejando ateridos los cuerpos allí en Alfacar, donde todos suponemos que fusilaron a Lorca.<br />
En muchos aspectos fue una noche especial, no sólo por el homenaje que se le rendía al poeta granadino, sino también porque hacía muchos años que había dejado de asistir a este tipo de actos. Así, por un volunto extraño, tomé rumbo hacia Alfacar – Víznar y me presenté allí con tan sólo quince minutos de retraso. El éxito de la jornada estaba ya asegurado, no había ni hueco para aparcar la moto. No sé cuánta gente podría haber, nunca he sido bueno para esos cálculos, pero sin duda había mucha, no sólo de Granada sino también de fuera que habían acudido exclusivamente para el acto.<br />
Aprovechando que siempre todo comienza tarde, a pesar de que yo ya me había retrasado – llegué justo cuando estaban las personalidades en la entrada del parque, haciéndose las imprescindibles fotos -, me fumé un cigarrito contemplando al personal hasta que un grito de “Viva Lorca” transformó mi paz interior del momento en una mala leche plausible. Tratando de no olvidar que estas estupideces son típicas no exclusivamente de los estúpidos sino también de estas reuniones, soporté estoicamente el “Viva la República”, “Viva España” y “Viva Alfonso Guerra”, pena que nadie se acordó de un Viva Elvis.<br />
Como el bar más cercano estaba un poco apartado, decidí intentar soportar las tres horas de sermones sin alcohol en el cuerpo, esfuerzo que nunca será justamente valorado.<br />
Floreado el monolito en el que se recuerda a Lorca y su fusilamiento, además de al resto de víctimas de la guerra civil, los participantes se dirigieron hacia sus respectivos lugares para comenzar el desfile. Sin duda el que más acertado estuvo fue Alfonso Guerra, quizá me vea influenciado por una admiración casi ciega por semejante perro de presa. También participaron los directores de cine Miguel Hermoso y Emilio Ruíz Barrachina, quién nos adelantó junto a algún comentario estúpido y cobarde el documental de próxima aparición “Lorca, el mar deja de moverse”, Lluis Pascual, director afamado de teatro, Marcos Ana, Amancio Prada, que nos deleitó con su música, Carmen Calvo y otros que merecen mención aparte.<br />
Al primero que quiero destacar es al alcalde de Alfacar, Juan Caballero, el cual me hizo disfrutar, en un acto que en un principio era cultural, al encontrar a alguien que casi no sabe leer pero se sube a la tarima a hacer el ridículo.<br />
Al segundo que quiero destacar es a Antonio Martínez Caler, presidente de la Diputación de Granada, que nos largó un minimitin político en plan bestia que fue el cénit de todo el resto de comentarios políticos que se hicieron a lo largo de la noche. Ya de paso, aunque no creo que lea esta revista, le recuerdo al señor presidente que cuando se tiene un micrófono en la boca no hace falta gritar.<br />
El tercero, el hispanista Ian Gibson, comisario del acto, es un personajillo del que prefiero ni hablar, lo único que me gustaría decirle es que piense la diferencia que hay en él como persona cuando llegó en los años sesenta a España y ahora, que no tire más piedras y esconda la mano, que no se las dé de tío íntegro cuando no se comenta eso por algún pueblo granadino, que no confunda los huesos de Lorca con su obra y que si las derechas y la Iglesia son homófobas la izquierda precisamente no puede decir lo contrario, menos la izquierda que este tipo de intelectualoides representa: la izquierda fascista.</p>
<p>En el 70 aniversario del fusilamiento de Lorca se hizo un discurso político en esa constante lucha por agrupar mártires, esta nueva memoria histórica se está manipulando para, en lugar de recordar, echar mierda hacia los que ya no están. Muy desatinado me pareció llamar asesino al que fusiló a Lorca, puede que lo sea, no lo sé, pero creo que no es justo denominar así a alguien que se encuentra inmerso en una guerra, que recibe órdenes; no creo que desde nuestra perspectiva podamos enjuiciar un hecho como aquel justamente.<br />
Otro punto fuerte de la noche fue el tema sobre los restos de Lorca, sobre lo cual casi todos opinaron, y que fue la causa más que probable de que la familia del poeta no acudiese.</p>
<p>Hará unos diez años que fui a mi primer cinco a las cinco y, en todo este tiempo, el discurso sigue siendo el mismo, las paridas las mismas, los que se enriquecen con todo el tema los mismos, los que obvian lo más importante de Lorca los mismos, los que manipulan la figura del granadino los mismos, los que provocan que esta ciudad tenga un mártir y no un grandísimo poeta y dramaturgo, los mismos.</p>
El setenta aniversario del fusilamiento de Lorca
More from Número 13 (Junio de 2006)More posts in Número 13 (Junio de 2006) »
Be First to Comment