El OK Computer de Radiohead es, como la mayoría de los grandes discos, una rareza en la discografía del quinteto de Oxford. En 1997, como tercer LP de la banda, podría haber supuesto la confirmación de lo que eran: un grupo independiente que de alguna manera estaban cambiando el pop británico e internacional, por entonces aún bajo el influjo de los eternos e imitados Beatles. Tenían una manera un tanto extraña de usar las guitarras, les arrancaban melodías que súbitamente estallaban en distorsiones y punteos estridentes. Las letras arremetían contra gobernantes, adoraban amores imposibles, o reflexionaban sobre una sociedad inglesa aburrida. La voz de Thom Yorke era un tanto difícil, en absoluto privilegiada, pero inimitable, los matices acompañaban a los textos, sus entonaciones se sobrecogían, se extasiaban, lloraban, e incluso desafinaban con un sentimiento imposible para alguien que no interprete las canciones como bajo un hechizo. Este sonido-experiencia tan íntimo podría deberse precisamente a la desnudez técnica de las canciones, a que Thom Yorke no parece haber cantado nunca, sólo llorar, quejarse, reprender. Radiohead apareció con OK Computer en entregas de premios, en todos los rankings de mejores discos del momento, y poco después la crítica situaba a OK Computer como mejor obra de los ’90.
ANTECEDENTES
OK Computer fue un álbum sorprendente. Después de su segundo álbum, The Bends (1995), cuando todos esperaban un desarrollo de la música en esa línea, una confirmación de aquel sonido, de repente Radiohead incorporaban en un disco una variedad instrumental poco frecuente en el indie y empezaban a jugar con la electrónica de una manera explícita e inédita. Se convirtieron en los nuevos líderes espirituales del pop universal, en la nueva gran influencia. Cualquier banda pop posterior que se precie ha estudiado a Radiohead o poco tiene que hacer. No obstante no es fácil su escucha. Cuando el oyente se acerca por primera vez a OK Computer el sonido se hace, si no hostil, complicado; pero tras varias escuchas, prestando atención, en algún momento sucede algo que a todo el mundo le pasa con este disco: de repente engancha, los sonidos ambiéntales que hacen de telón de fondo en el disco tejen una envoltura hipnótica, se enciende una especie de luz sobre la audiencia y el disco se convierte en un todo, una obra compacta, y en un título de la lista de favoritos. Thom Yorke describió las canciones como polaroids, y efectivamente reflejan como imágenes nítidas la confusión d los momentos en que fueron escritas, pero como toda fotografía, estas necesitan de la atención del oyente para ser comprendidas. En este todo que forma OK Computer viajamos por todas las preocupaciones o inquietudes que podría tener Thom Yorke como británico en 1997, de las historias de amor a la política, y del odio vehemente inspirado por el hastío de la sociedad inglesa (extensible a alrededores) a la imaginación de alguien que quiere ver un mundo diferente, y aún más, gracias al sonido medido y buscado a conciencia, podremos encontrar y sentir los mismos pánicos e iras que inspiraron las canciones de OK Computer.
El sonido se desarrolló más allá en los trabajos posteriores de Radiohead. El mismo juego de deshacer el sonido de las guitarras para creara ambientaciones lo aplicaron en la voz en sus trabajos posteriores, Kid A (2000) y Amnesiac (2001), apoyando éstos discos en una electrónica que convertía el sonido convencional del instrumento musical interpretado por humanos –entiéndase la voz como instrumento musical- en ambientación, y además sabiendo llevarlo al directo como nadie. Marcaron de lleno a músicos posteriores, véase Muse como máximo representante en el Reino Unido, Sébastien Schuller o Landscape en Francia (país en el que la banda tuvo un gran impacto) o los últimos trabajos de Piratas en España.
TEMA A TEMA
Airbag empieza con una melodía de guitarra acompañada por una sección de cuerda antes de que entre un loop de batería. Se mezclan diferentes pistas de guitarra con efectos atmosféricos. El bajo va marcando con un ritmo entrecortado los compases de batería mientras Yorke canta In a fast german car, I am amazed that I survived, an Airbag saved my life. El texto habla de la sensación de renacimiento tras un accidente de tráfico o tras una casualidad que te salva la vida. No está basado en ningún hecho real. Después de terminar la última estrofa la música sigue, con el ritmo cada vez más entrecortado, se repiten samples de voz de Thom Yorke con pequeños ruidos electrónicos. OK Computer ha comenzado, y no se parece a nada que se haya podido escuchar antes.
El disco hace un requiebro: Paranoid Android empieza con unos arpegios de guitarra acústica. La guitarra eléctrica se une después, limpia, para añadir suavidad melódica al tema, y la voz entonces es sobrecogedora, perfecta, agudizándose como en un grito histérico, al cantar los primeros versos, sencillos y directos: Please, could you stop the noise, I’m trying to get som rest from all the unborn chicken voices in my head. El tema se desarrolla durante seis minutos y medio –duración excesiva, por cierto, para ser single, pero lo fue-, enlaza lo que iban a ser tres canciones distintas y la complejidad estructural la convierte en un monstruo que requiere cierta atención. La letra, posiblemente incompresible por su fragmentación y pureza, tira del calambur para agudizar la dureza crítica en un punto en el que las guitarras empiezan a endurecerse: Ambition makes you look pretty ugly. Las guitarras terminan por distorsionarse, en la voz se suceden sílabas cada vez más rápidas e ininteligibles para parar de pronto y saltar a una nueva parte del tema, lenta, melódica, con unos coros apacibles acompañando al verso rain down, rain down from a great high que terminará con la ironía de God loves its children (nótese el uso de its en lugar de his) tras destripar el estilo de vida yuppie. Paranoid Android no sólo es considerada la mejor canción del disco, sino uno de las mejores temas de todos los tiempos, a la altura de los temas míticos de los Doors , los Beatles o Pink Floyd.
Vamos a entrar ahora en una parte lenta y melódica, casi inédita antes en Radiohead. Subterranean homesick alien (les sonará al Subterranean homesick blues de Bob Dylan) mira al mundo desde una imaginaria nave alienígena para después imaginar una abducción que nos saque de nuestra rutina, de nuestro caminar cabizbajo, al que se refiere la canción en los versos you watch your feet for cracks in the pavement. Las guitarras a esta altura del disco se han convertido en algo diferente a instrumentos musicales, lo importante no es ya que suene algo que se pueda representar en una partitura, sino jugar con diferentes acordes y efectos, de modo que el sonido que primero recala en los oídos es ambiental. Radiohead habían sometido la música a los pies del sentimiento musical.
Exit music (for a film) fue escrita para la banda Sonora de Romeo y Julieta. Está inspirada en el momento en que Julieta se apunta a la sien con una pistola. Thom Yorke no podía entender por qué sencillamente no huyeron en lugar de matarse y le dio un toque personal a la historia, como un consejo: lárgate antes de que las cosas se pongan verdaderamente mal. La primera intención fue construir la letra con fragmentos de obras de Shakespeare, pero finalmente es propia. Volvemos a un principio acústico. La canción representa la calma de la noche en el momento en el que deberían huir (pack and get dressed before your father hears us, today we escape, we escape). Incorpora unos coros sintéticos en el estribillo que contribuyen a la ambientación fantástica del momento cuando canta breathe, keep breathing, don´t loose your nerve, y la canción sube de intensidad, con maneras de ira al anunciar que se encuentran “la paz eterna”. Termina la canción repitiendo we hope that you choke, referencia a un verso anterior que dice we hope your rules and wisdom choke you.
El siguiente capítulo se llama Let down y también fue single. La canción parte de una idea absurda –interesante por otro lado-. Thom Yorke estaba en una discoteca viendo a todo el mundo vestido de forma parecida, repitiendo los mismos bailes con una botella de cerveza en la mano, y se imaginó un mundo al revés, con la gente sostenida por las botellas, apunto de caer, y las botellas colgadas del techo. La canción habla de esa sensación de intrascendencia, de pasar por la vida y luego desaparecer y del miedo a sentirse atrapado. Al principio suenan unos arpegios de guitarra acompañados de un sonido parecido a un vibráfono, el medio ritmo es homogéneo en todo el tema. La letra nos introduce en la escena de la gente colgando de botellas (the emptiest of feelings, dissapointed people, clinging on to bottles) para luego comparar la trascendencia del ser humano en el mundo con la de un insecto aplastado en un parabrisas (let down and hanging on, crushed like a bug on a glass). La tesis se desarrolla: la segunda estrofa es una descripción del cadáver del insecto en sí, aunque se cierra con el positivismo de la voluntad de escapar: one day I am gonna grow wings a chemichal reaction, histerical and useless. El tema acaba habiendo retomado el ritmo que disminuyó en los dos temas anteriores y con unos sonidos generados por los ordenadores que por lo visto todos los miembros de la banda tenían en los setenta: los ZX Spectrum.
El sexto tema fue el single más aclamado del disco y quizá la mejor canción de Radiohead hasta la fecha. Karma Police es una canción muy bien armada para funcionar en cualquier ámbito. El ritmo de balada, con un piano inconfundible como melodía principal, hace que el tema sea también uno de los de más sencilla escucha y, por lo tanto, de más fácil éxito. La canción nace de una frase de la banda ante algún comportamiento desafortunado de alguien: La policía del karma terminará por detenerlo. Así, el tema empieza pidiendo la encarcelación de un hombre de lenguaje vacío: Karma police, arrest this man, he talks in maths, he buzzes like a fridge, he’s like a detuned radio. Termina con la voz repitiendo For a minute I lost myself, unos coros, sonidos electrónicos que suben la intensidad, hasta que todo se detiene como si se hubiesen acabado las pilas del reproductor y comienza la siguiente pista.
Fitter happier son dos minutos en los que, sobre un piano lento, una voz electrónica nos habla de los ingredientes de una vida saludable física y mentalmente. La voz, generada por Yorke en un Macintosh, fue confundida con la del físico Stephen Hawking, La utilizaron como intro en los directos de 1997 aunque en OK Computer sirve como interludio.
Electroneering es la canción más rápida del disco, la guinda de la versatilidad de Radiohead. Escrita durante unas duras manifestaciones en Downing Street, habla, usando como metáfora un discurso político, de las actuaciones masivas de la banda para vender su música.
El disco entrará ahora en un declive depresivo. Climbing up the walls es un tema terrorífico. Las guitarras, la sección de cuerdas, compuesta por violines desafinados una cuarta, la distorsión en la voz, la batería lenta y toda la instrumentación configuran un sonido perfecto para una canción inspirada en la época en la que Yorke trabajaba en un sanatorio mental, en terrores nocturnos, en enfermedades mentales, en miedos de una pureza cruel, persecutoria, patente en el estribillo: And either way you turn I’ll be there, open up your skull, I’ ll be there. La canción termina degenerando su título, Climbing up the walls, hasta un grito estremecedor.
Después viene el sonido agridulce de No surprises. La melodía esta vez se construye de una forma sencilla, que contrasta con la complejidad de un disco como OK Computer, alrededor de un xilofón que resultará familiar porque ha girado tanto por estaciones de radio como por anuncios de televisión. No surprises, dulce y melódica, no es una canción sobre el bienestar, sino una petición de bienestar en sí –Such a pretty house and such a pretty garden and no alarms and no surprises, please-, la historia de un hombre cansado de un estilo de vida monótono y desgastador del que culpa al gobierno: Bring down the goverment, they don’t speak for us. El videoclip era igualmente asfixiante en sentido literal: una sola toma de la cara de Thom Yorke, cantando No Surpises, a la vez que el plano se va inundando hasta que Yorke queda completamente sumergido durante unos interminables segundos, hasta que vuelve a respirar en el final del tema.
Lucky es el tema más positivo del álbum. Describe un momento crítico en el que se tiene un inmenso golpe de suerte que nos libra del fracaso y nos convierte en superhéroes (I’m your superhero, we are standing on the edge). Podría haber sido el final feliz del album, pero no es así por dos razones: un riff que vuelve parecer nacido del pánico que hace de puente en la canción, y la más importante: no es el último tema del disco.
The tourist, lenta, depresiva, con unos acordes que parecen guiñar con disimulo a un jazz mortalmente melancólico, cierra el disco dejando un sabor de boca de angustia superlativa. La letra, de Jonny, fue escrita en una plaza de París en inspirada por los cientos de turistas que, apresurados por la prisa de querer verlo todo, no se detenía a ver nada. El estribillo les insulta Hey man, slow down, slow down, idiot, slow down, slow down, pidiendo la misma calma con la que se desarrolla el ritmo de la canción.
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