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La voz del Sputnik

El 4 de octubre de 1957 la Unión Soviética lanzó al espacio el Sputnik I, el primer satélite artificial que orbitó alrededor de nuestro planeta. Si muchos de los grandes avances tecnológicos han sido fruto de la industria militar, es decir, de la guerra, el Sputnik es hijo de la Guerra Fría y además padre de un periodo muy interesante para la ciencia: la era espacial.

Con el Sputnik, colofón de décadas de investigación aeronáutica, la URSS había tomado la delantera a EEUU en la carrera por la conquista del espacio exterior. El primer satélite giraba alrededor del globo emitiendo una señal de radio que podía ser escuchada en todo el planeta como prueba de la victoria soviética en esta primera batalla. El Sputnik había nacido para adelantarse al proyecto americano Vanguard y lo había conseguido.

La fecha de lanzamiento, que debió haber sido el 17 de septiembre, se tuvo que retrasar hasta el 6 de octubre –del mismo modo que los proyectos americanos sufrían retrasos-, pero los rusos sospechaban que en esa fecha, coincidiendo con la publicación de un artículo titulado Un satélite sobre el planeta, los estadounidenses lanzarían un satélite, cosa que no llegó a suceder. Como método preventivo el lanzamiento del Sputnik se adelantó al 4 de Octubre.
Aunque en un principio el presidente americano Eisenhower intentó minimizar el impacto del lanzamiento, el logro espacial terminó por ser interpretado por los estadounidenses como una amenaza: del mismo modo que habían puesto el Sputnik en órbita, los soviéticos podían atacar EEUU con bombas termonucleares, y la señal de radio del satélite estaba ahí para recordárselo. Puden escuchar la señal en la wikimedia.
Además de esta victoria simbólica sobre los EEUU, el Sputnik hizo diferentes mediciones en la ionosfera terrestre durante tres semanas, tiempo que funcionaron las baterías químicas del satélite, que siguió orbitando hasta el 3 de enero de 1958, cuando se incineró en su reentrada a la atmósfera terrestre.

Pero antes de eso, el 3 de noviembre de 1957, la URSS consiguió una victoria significativa en la carrera espacial. La idea era lanzar un nuevo satélite, con características diferentes al primer Sputnik, en el aniversario de la revolución. Puso en órbita el Sputnik 2, en el que esta vez viajaba un pasajero en un módulo añadido: Laika, seguramente el perro más famoso de la historia. El programa espacial soviético contaba desde hacía tiempo con perros a los que adiestraba para permanecer en espacios reducidos y hacer con ellos experimentos de lanzamiento, unas veces con su recuperación planificada, otras sin preocuparse del destino de su proyectil canino. En el caso de Laika, la perra espacial, se llegó a decir que se había programado su retorno en paracaídas, sin embargo, varios días después del despegue, la URRS anunció que Laika había fallecido tras pocas horas de un vuelo que, según revelaron las constantes vitales del animal, debió ser bastante desagradable.

El proyecto Vanguard americano se adelantó con la intención de demostrar la supremacía tecnológica de Estados Unidos. El 6 de diciembre se televisó el lanzamiento, que concluyó en el momento del despegue con el Vanguard incendiándose al elevarse tan sólo un metro. Varios meses tardaron en conseguir un lanzamiento exitoso. Ese primer Vanguard puesto en órbita sigue firando hoy día alrededor de la tierra. Estos lanzamientos sentaron las bases legales para la libertad de espacio, por lo que cualquiera podía poner un satélite en órbita que sobrevolara otros países.

Estados Unidos empezó a tomar una serie de medidas para fomentar el desarrollo tecnológico militar por encima de el de sus enemigos. Una de esas medidas fue la creación de la NASA.

El 27 de abril de 1958 se produjo el lanzamiento fallido del Sputnik III, que tuvo que ser reconstruido para su relanzamiento el siguiente 15 de mayo. Sin embargo, un fallo impidió recoger los datos de la misión.
La carrera espacial se prolongó otros once años más, hasta el 24 de julio de 1969, cuando pro primera vez un hombre pisó la luna. Los Estados Unidos había llegado primero a la meta lunar, aunque la Unión Soviética había sido la más rigurosa cumplidora de las diferentes etapas del proyecto espacial.

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