Dice la leyenda que la Literatura Comparada nació cuando algunas figuras de la literatura y de la teoría literariallamémoslas del hemisferio noroeste (visto desde un mapa europeo) encontraron en las literaturas asiáticas, y especialmente en la china, motivos y formas similares a las ya existentes en la historia de su literatura.
Ha quedado patente en Poéticas como “El corazón de la literatura y el cincelado de dragones” de Liu Xie, que los mecanismos retóricos reciben un distinto tratamiento en la cultura china respecto de la nuestra; y aunque parezca imposible pensar, porque de hecho no sucede así, que la estructura de un idioma pueda impedir la existencia de formas retóricas, quizás no exista la sinestesia como tal y, por otra parte, hay que comprender que evidentemente existen en la literatura china estrategias textuales diferentes a las construcciones europeas; quizás menos afectada por un afán categorizador con vistas a la homogeneidad, la literatura china se construye sobre estructuras tales como nubes que cortan montañas por mitad, que ya constituyen versos y que son en sí mismos materia para ampliar el campo de la Estética.
Después de construir la idea del polen de ideas –agradecimientos a Darío Villanueva-, surgió un interesante matiz suplementario cuando se cotejaron algunas fechas y se descubrió así que numerosos motivos textuales habían nacido mucho antes en tierras no europeas.
También desde un punto de vista europeo, si consideramos la filosofía como un género literario más, podemos aplicar los mismos criterios comparatistas que aplicamos a otras facetas de la escritura tales como la poesía, y observar, aunque sea de manera anecdótica, los caminos paradójicamente paralelos que ha seguido el pensamiento humano. Sea desde el politeísmo grecolatino o desde el panteísmo asiático, el hombre empezó a hacerse preguntas sobre las causas de todas las cosas, empezando por algo tan práctico como la meteorología y evolucionando hacia algo tan abstracto como la ontología; la primera diferencia se encuentra en un estatus de madurez: por alguna razón, la fase mitológica se disipó antes en China –antes en la línea del tiempo, por supuesto, pero también antes, proporcionalmente, en su evolución individual- que en el corpus cultural-imaginario grecolatino.
De este modo, en esta temprana evolución hacia la Filosofía, encontramos ya coincidencias que abarcan un gran bloque de la filosofía europea, incluso antes de que se cerrara, es más, incluso antes de que se existiera, a saber, el corte que puede realizarse en el volumen filosófico entre los presocráticos y el nihilismo nietszcheano nada menos, o incluso, más lejos, allá en el siglo XX y los albores de la filosofía del lenguaje. Respecto a esta última coincidencia, me viene a la mente Confucio y su bagaje de teorías sobre el poder generador o incluso vital de la nomenclatura.
Volviendo atrás, las teorías presocráticas sobre los cuatro elementos llaman poderosamente la atención en tanto que son muy similares a la postmitología y protofilosofía –aún en el límite entre la mitología y el pensamiento racionalizador- chinas, cada vez más conscientemente alegórica; recuerda a Platón, por otro lado, la concepción de la Idea –con i mayúscula platónica- en Zhuangzi, y el nihilismo que puede resultar del principio de vacío y ausencia de Laozi, sobre todo en los pasajes en que puede interpretarse que sugiere un rechazo al conocimiento y la acción.
También son llamativas, más allá del texto, las circunstancias en que aparecieron las figuras filosóficas, su relación maestro-discípulo, y la conservación de sus textos a menudo gracias al trabajo del discípulo, fenómeno que existe en la cultura europea al menos desde Sócrates hasta Ferdinand de Saussure y su Curso de Lingüística general.
En cuanto las ideas políticas de los filósofos–y aquí la raíz griega polis viene a apropiarse quizás inapropiadamente del contexto chino…- recuerdan en cierta manera las teorías platónicas y aristotélicas sobre la educación y el gobierno, pero, en efecto, resultaría exagerado decir que el rechazo por la escritura de Han Feizi trae a la memoria muy sospechosamente el recelo de Platón hacia el texto escrito…: la reflexión comparatista corre el peligro de caer a veces en el abismo de las elucubraciones.
Finalmente, y para no terminar con una ironía banal sobre Darwin y las Mu Tianzi Zhuan, cuando el hombre piensa luego existe, llega un momento en que las preguntas se transmiten al Wen. ¿Qué sucede entonces con el polen de ideas –y no de formas-? Un fenómeno semejante al siguiente, y que es en sí mismo exégesis y hermenéutica, silencio y palabra, oscuridad y claridad: oxímoron de la coincidencia hipotético-lúdica…:
¿Podemos asegurar dónde y cuándo se han escrito estos versos?
Los caminos de la tarde,
Se hacen uno, con la noche.
Por él he de ir a ti,
Amor que tanto te escondes.
Por él he de ir a ti,
Como la luz de los montes,
Como la brisa del mar,
Como el olor de las flores.
¿Existe alguna relación entre la situación de la voz lírica de estas líneas de Antonio Machado y la cita frustrada del Sauces de la puerta del este
(Cita frustrada).
Los sauces de la puerta oriental
cubiertos están de tupido follaje.
Citado vine para el crepúsculo vespertino,
y brilla en el cielo esplendorosa la estrella matutina.
A los sauces de la puerta oriental
denso follaje los cubre.
Citado vine para el crepúsculo vespertino
y la estrella matutina brilla en el cielo.
en el Shijing? Quizás sí. O tal vez no. Mientras tanto siempre queda la posibilidad del vínculo entre entelequias y geografías y de la conexión entre los destellos que desprenden dos paisajes de un mismo planeta.
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