Tal vez sea en cuanto volvamos al barro cuando podamos ser felices, tal vez sea en ese momento en el que veamos clara la línea que separa el bien del mal, los buenos de los malos, tal vez cuando llegue ese instante seamos capaces de ser libres, de poder elegir qué queremos ser…
El mundo de la fantasía está lleno de héroes, valientes personajes admirables por su valor y honor que asumen su responsabilidad poniendo en riesgo su propia vida por altos ideales. El mundo de la fantasía está también lleno de villanos, seres detestables, despreciables, con un afán destructivo inmenso,cuyo final nos hace seres un poco más felices. El mundo de la fantasía está lleno de modelos.
La trilogía La primera ley no los tiene. No vamos a encontrar héroes ni villanos porque nos vamos a dar cuenta de que los héroes no lo son tanto y, quizá, no sólo los villanos tampoco, sino que los primeros y los segundos son los mismos.
El inquisidor Glotka, Logen Nuevededos, Jezan dan Luthar, Bayaz, Ferro, Sabueso, Berthold, Collem West,…
Todo tiene un lado oscuro y uno mucho más claro pero no hay nada ni nadie que sea de un solo color. A lo largo de las páginas de esta excelente obra iremos conociendo a muchos personajes, algunos nos serán más amigables, otros menos, pero con el paso de las páginas nuestra percepción se llenará de matices y, lo que es posiblemente peor, en algunos casos de impotencia. Puede que no seamos buenos, puede que no hayamos sido buenos nunca pero ¿podríamos llegar a serlo? Quizá no dependa ni tan siquiera de nosotros.
Sí está clara una cosa, el mundo lo gobierna el poder y el precio a pagar por él es cada vez más alto. ¿Hasta qué punto somos libres? ¿Somos más libres si sabemos que no lo somos? ¿Nos manejan y no nos damos cuenta? ¿Podemos hacer algo si somos conscientes de ello?
No debemos esperar una historia llena de trepidantes aventuras, con ritmo acelerado y ansioso; no, esta trilogía hará sus paradas, se regodeará en ambientes, personalidades, sentimientos y tormentos.
El tema del viaje, tan recurrente no sólo en la literatura fantástica sino en la literatura en general, también se nos presenta en esta obra; no obstante se trata de múltiples y complejos viajes. No sólo seremos espectadores de ellos, en los cuales el aprendizaje se verá reforzado por la experiencia y los protagonistas irán desarrollándose interiormente, sino que también seremos protagonistas ya que nos veremos embarcados en el conocimiento de matices que irán modificando nuestro punto de vista sobre cada uno de los perfiles que nos encontramos. Se trata de un viaje largo y, quizá, sin final ya que, al terminar sus páginas, seguiremos teniendo dudas sobre si lo que hemos aprendido es correcto o no y nos atormentaremos ante la inseguridad provocada por el no saber qué camino tomarán nuestros nuevos conocidos.
Como se ha dicho en múltiples ocasiones, lo importante del viaje no es el final, sino el camino y, de hecho, encontraremos pruebas no sólo en la novela en sí sino también en nuestra experiencia como lectores.
Seremos testigos de primera fila del tan cotidiano mundo de las apariencias completado en la intrusión en el interior de cada uno de los protagonistas, en ocasiones de forma directa y otras con detalles nimios que completarán, dentro de lo posible, nuestro conocimiento del ser humano. Podemos ser seres admirables por fuera, podemos ser detestables a una simple mirada, sin embargo, detrás del cascarón del temible guerrero, del déspota inquisidor, del fanfarrón militar o del comedido plebeyo, detrás del aura del mago o de la coraza de la asesina, siempre habrá una historia con sus anhelos y sus dudas, ilusiones y miedos, sueños y sufrimientos.
De Joe Abercrombie sólo me había leído la trilogía de Medio Rey, la cual era demasiado plana y previsible para mi gusto, con personajes, aunque bien trazados, excesivamente simples, y con una historia sin especiales sorpresas. Por recomendación ataqué de nuevo y la sorpresa ha sido enorme. La historia es excepcional, la construcción argumental magnífica, el perfil de los personajes tremendo. Sin duda una de las mejores obras de literatura fantástica que he leído.
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