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Gaza

No llega a dieciocho minutos el metraje de Gaza (Carles Bover Martínez y Julio Pérez del Campo, 2018), pero son suficientes para que su crudeza, la crudeza de la injusticia macabra que relata, la convierta en una cinta difícil de digerir. Sus autores consiguieron colarse en la franja de Gaza aprovechando un permiso para rodar un documental sobre agricultura. Ilustrar la vida del millón y medio de personas que habitan, cocinan, cultivan, crían, bajo el fuego de los colonos israelíes cuando no bajo los ataques militares del ejército. Lo demás lo sabemos aunque no lo podamos imaginar: campos de cultivo arrasados, infraestructuras civiles y viviendas destrozadas por los misiles israelíes, en suma, exterminio de la población de manera indiscriminada.

No se trata defender o cuestionar la posición palestina o la israelí, sino de denunciar la absoluta lejanía de los derechos humanos en la que habitan labriegos, amas de casa, niños, que poco o nada quieren saber de conflictos fronterizos. Por qué mis hijos tienen que crecer entre balas, dice uno de los habitantes que dan su testimonio. Siendo abanderados de la defensa de los derechos individuales, deberíamos estar escandalizados pública e institucionalmente por la masacre sistémica de inocentes, sin embargo, la realidad parece ser bien distinta. La parroquia de San Carlos Borromeo del barrio de Entrevías en Madrid -una de las pocas auténticamente cristianas de las que he sabido- había programado la proyección del cortometraje, pero hace un par de días supimos que se ha cancelado siguiendo órdenes que venían del arzobispado, quienes a su vez parecen haber recibido presiones por parte de la comunidad judía en España. El silencio es menos incómodo que las imágenes que muestra el documental Gaza. La película, según asegura Carles Bover, también fue boicoteada en diferentes festivales de Reino Unido en la que quisieron proyectarla.

Pese a que la cinta está nominada al Goya al mejor documental, es posible que pase desapercibida mañana en los titulares -más aún, viendo el interés de según qué sectores por que la película no haga mucho ruido-. No se trata de un trabajo de ficción efectista de medio o alto presupuesto, no tiene una moraleja esperanzadora, sino que cumple con la sencilla y meritoria tarea de mostrar sin edulcorantes ni acidulantes la realidad de una población que vive en uno -de tantos- de los infiernos terrenales.

Gaza (Carles Bover Martínez y Julio Pérez del Campo, 2018) está disponible en Filmin.

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