Linda Carlino nos acerca a la figura de Juana I de Castilla, más conocida por Juana La Loca, en esta novela histórico-biográfica perteneciente a su trilogía de los Habsburgo y que se completa con las figuras de Carlos V y Felipe II.
No soy un gran fan de las biografías, las cuales generalmente suelen aburrirme con demasiados datos que no me interesan, ni tampoco un gran conocedor de la hija de los Reyes Católicos, así que decidí acercarme a esta figura a través de la novela que reseñamos. Las críticas que ha recibido son en su mayoría excelentes, vaya esto por delante, y el recorrido informativo por la vida de Juana es bastante interesante. Sin embargo, como novela, me defraudó un poco.
La obsesión de Juana por Felipe el Hermoso, ese amor inquebrantable y excelso que sentía por él y que la llevó a límites insospechados, unida a las traiciones sufridas incluso por su propio padre, se nos traza de una manera que no llega al lector con la suficiente intensidad. La construcción psicológica de Juana, si bien ensalzada por parte de la crítica, nos llega de una manera descafeinada y no consigue hacernos partícipes de la desesperación que tuvo que sufrir. Quizá, para nosotros, esa sea su principal falla.
Por otra parte, el ritmo narrativo es muy poco intenso llevándonos en ocasiones a la desconexión de la novela y a la falta de interés. Es una novela excesivamente pasiva, manteniendo mucha distancia con el lector el cual queda fuera de la historia. En varias ocasiones encontramos a una Juana desgarrada por el dolor o la desesperación sin embargo, por lo menos nosotros, no hemos sido capaces de sentirlo en nuestras carnes y quizá eso provoque que nos hayamos quedado con un sabor agridulce tras su lectura.
No nos cabe la menor duda de que el personaje en sí es muy interesante, que su vida es bastante novelable y que la labor investigadora que hay detrás de la obra es digna de elogio. La pasión de Linda Carlino por España, especialmente por los siglos XV y XVI, le llegó tras un viaje que realizó en 1988 y del que quedó fascinada. No obstante, la construcción literaria es bastante pobre especialmente en el sentido antes comentado, en la construcción psicológica de los personajes y en la capacidad de alcanzar al lector con total intensidad.
Debemos reseñar que las expectativas por varios comentarios con respecto a la novela eran bastante altas y, quizá, eso influyó en que quedáramos un tanto desilusionados con ella. Intentaremos dentro de un tiempo atacar la novela Carlos. Cuestión de orgullo y ver si las sensaciones son las mismas.
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