En 1965, tras un largo montaje debido a las múltiples escenas rodadas por el director George Stevens, vio la luz esta superproducción de Hollywood cuyo objetivo era ser la película definitiva sobre la vida de Jesucristo.
La ambición puede verse en el reparto con actores como Charlton Heston, John Wayne, Angela Lansbury, Sidney Poitier, Telly Savalas, David McCallum y, sobre todo, un desconocido Max von Sydow, elegido por ser un rostro nuevo por aquellos parajes, colaborador habitual de Ingmar Bergman, y con el que se buscaba aportar una figura clave en la representación de Jesús de Nazaret.
Max von Sydow, muy conocido por especialmente El séptimo sello y más recientemente por su participación en Star Wars y Juego de Tronos, nos muestra a un Mesías un poco distante, más divino que humano, algo que en algunas escenas de la película resulta magistral pero que en otras distancia al espectador.
La película hace una refundición de textos, algo que ha sido en ocasiones criticado, siendo destacada por otra parte su representación de las tentaciones del diablo.
Stevens, que contó con la colaboración de Jean Neguslesco y David Lean, ciertamente no consigue llegar a conmover como otras películas del mismo tema. Personalmente, en gran medida debido al papel de Sydow, las imágenes y la historia nos resultan demasiado frías, pecando, como ya hemos dicho antes, de más divinidad que de humanidad.
Sí es destacable la fotografía, con unos paisajes maravillosamente cuidados y resaltados por unos planos magníficos, rodados en Arizona.
La duración de la película, recortada aún así del primer resultado el cual tenía un metraje de 225 minutos, y el ritmo lento y poco fluído, debido quizá a planos muy estáticos, hacen que sea un filme complicado de ver, a pesar de estar dividido en dos partes. De hecho, es conocida también como La historia más larga jamás contada.
Be First to Comment