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Tus pasos en la escalera, de Antonio Muñoz Molina

«Me he instalado en esta ciudad para esperar el fin del mundo». El arranque de Tus pasos en la escalera (Seix Barral, 2019), puede recordarnos al de otras novelas de Antonio Muñoz Molina, a aquel «Vine a madrid para matar a un hombre» de Beltenebros (Seix Barral, 1989), porque suman la llegada a un lugar de alguien, esa voz narrativa de identidad aún no determinada, y la premonición de un desastre cercano, un asesinato en el caso o el fin del mundo. Ése fin del mundo, que ya apareció en Un andar solitario entre la gente (Seix Barral, 2018), hace de telón de fondo la historia central de Tus pasos en la escalera, en la que acompañamos a un enamorado que espera en Lisboa en la espera de Cecilia.

«He leído…», dice nuestro narrador, y lo repite a lo largo de la novela. La historia de ficción es permeable a la curiosidad de Muñoz Molina por temas como la neurociencia o la ecología -una ecología pasional, urgente y a la vez rigurosa, que se apoya en hechos concretos-. También se filtra dentro lo que sucedía en el mundo mientras se iba escribiendo la novela: incendios voraces, lluvias torrenciales, catástrofes que llenan los telediarios. Y mientras sigue, como en una novela negra, esa investigación íntima en la que el protagonista intenta descubrir aquello que no quiere contarse a sí mismo.

«Hay o había muchas sociedades en las que no existe la noción de horas y minutos. Hay idiomas de culturas primitivas en los que no existe la medida de los años.» (pag. 138). Se confunden presente y pasado del mismo modo que se confunden Nueva York y Lisboa: el puente sobre el río inmenso, navegado por barcos, sobrevolado por aviones. Los paseos por el puerto y los espacios del apartamento en el que habita el protagonista de la novela se unen a través de una constante: Cecilia. Todo lo demás es espera, la existencia en una contemplación de dimensiones taoístas. Por las grietas de esa paz contemplativa y porteña de las ciudades de Lisboa y Nueva York, se filtra el presentimiento de un desastre desde que se comienza a leer: «Me he instalado en esta ciudad para esperar el fin del mundo. Las condiciones son inmejorables.»

Fotografía © Ivan Giménez – Seix Barral

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