La leyenda
Muchos creen, erróneamente, que la conocida como Puerta de la Justicia fue construida en tiempos de Yusuf I, sin embargo es anterior a la Alhambra entera.
Su origen se remonta al reinado de Aben-Habuz y a la mano de Ibrahim Eben Abu Ajib, hijo de Abu Ajib, el último compañero del Profeta Mahoma. Este rey, haciendo caso omiso de las advertencias del astrólogo y de la figura-veleta que le construyó por medio de sus artes para advertirle de los peligros, quedó encaprichado de una joven cristiana.
Cansado de una vida de peligros, buscó un lugar apacible en el que pasar sus días acompañado de la hermosa cautiva creyendo encontrar la solución en las manos de Ibrahim. El mago, que ya le había advertido una y otra vez sobre el peligro de la joven, le ofreció construirle, a imitación de los jardines del Irán, un paraíso para su disfrute a cambio de la primera bestia y de la carga que portase que cruzaran su puerta.
Su magia llenó la colina de palacios, fuentes y jardines de inmensa belleza, escondidos tras una puerta presidida por una mano y una llave, amuletos que protegerían al habitante hasta el momento que la mano bajara y cogiera la llave.
Mientras el astrólogo hablaba con el rey explicándole que nada era visible hasta traspasar la puerta protegida, una mula en la que la joven iba montada cruzó el umbral, reclamando el mago su recompensa. El rey no estaba dispuesto a perder su preciado botín y se negó en rotundo por lo que Ibrahim, enfurecido, tomó la recompensa pactada y, por medio de sus artes mágicas, golpeó con su báculo la tierra hundiéndose en ella.
El rey no sólo no consiguió encontrarlos por más que se excavó la tierra sino que tampoco pudo disfrutar de su edén, el cual quedó invisible para los ojos mortales por artes mágicas.
Sólo queda como prueba de esta historia la dulce voz y el sonido de la lira que portaba la joven que, algunas noches apacibles, puede escucharse todavía hoy en día en las cercanías de la Alhambra.
A partir de esto y tomando como referencia la barbacana que daba entrada al paraíso en la tierra, se construyó lo que hoy en día conocemos como la Alhambra.
(W. Irving: “El astrólogo loco” en Cuentos de la Alhambra)
Entrada a la Alhambra
Una curva cerrada conduce a la entrada principal, Torre de la Justicia, «Sublime Porte», en la que el rey o su caíd administraban justicia, como en Oriente. […] La inscripción que corre sobre el arco interior atestigua su gran altura y el nombre de su fundador. Termina con estas palabras: «Haga el todopoderoso de esta puerta un torreón de defensa y anote su erección entre los imperecederos actos del Justo».
Richard Ford: Granada
Edificada por Yusuf I en 1348, un amplio arco de herradura une los dos cuerpos salientes que avanzan sobre la torre para proteger la fachada, la cual fue rica en color en sus tiempos. La Puerta de la Justicia es la entrada más monumental de las cuatro que daban acceso al recinto amurallado. Enmarcan la puerta de entrada cuatro columnas adosadas con sus capiteles que llevan inscrita la profesión de la fe musulmana y entre las que encajan las hojas originales chapadas en hierro de la puerta.
El interior tiene un desnivel y desarrolla un doble recodo típico de estas puertas exteriores defensivas (por ejemplo la Puerta de Elvira), cubierto por una bóveda alargada de arista, una cúpula y tres bóvedas de arista que fingen pintado un despiece de ladrillos rojos característicos del arte nazarí.
La perfección de la construcción es tal que, según se cuenta, se podría resistir el asalto de miles de ejércitos sin sucumbir jamás; sólo si la mano alcanza la llave, porque ese día el fin del mundo estaría cerca. La mano tampoco sería alcanzable con su lanza por ningún caballero con su montura, tan seguro que, si alguno lo conseguía, habría conquistado el trono de la Alhambra.
La llave es símbolo de la ciencia hermética mientras que la mano representa la de Fátima, con sus cinco dedos como los cinco pilares del Islam (oración, ayuno, caridad, fe y oración) y como muestra de las cinco oraciones diarias del creyente (salats).
«A la entrada de la puerta desta gran fortaleza ay siempre cuerpo de guardia de soldados del presidio que la guarecen y sobre el hueco de ella está fundado un grande torreón, habitación del alcaide de la puerta, y en los dos arcos primeros en que haz por la parte de afuera, en lo más alto, está pintada una grande mano abierta con su brazo hasta el codo, que según don diego hurtado y Pedraça significa los cinco mandamientos del Alcorán que los moros guardan y otras muchas significaciones que trae Pedraza, como el curioso lo verá en su libro. En el segundo arco desta portada esta esculpido en una blanca piedra una llave azul, antiguas armas de los moros andaluces: una llave azul en campo de plata.
Anales de Granada de Henríquez de Jorquera
Encima de la llave se encuentra desde 1941 una copia de la imagen gótica de la Virgen y el Niño, también llamada Santa María de la Alhambra, realizada en el siglo XV por el escultor Roberto Alemán, y que fue mandada hacer por los Reyes Católicos, cuyo original se encuentra desde 1958 en el Museo de Bellas Artes de Granada
Detrás del arco hay un espacio descubierto para defender la entrada arrojando desde lo alto piedras y otros materiales y en la pared frontera se abre un elegante arco adovelado, de la misma forma que el grande, sobre columnas con tallados capiteles cúbicos, y esta leyenda en sus ábacos: «Alabanza á Dios que Allah y Mahoma es su enviado. No existe fuerza sino en Dios»
Guía de Granada de Manuel Gómez Moreno
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