El 28 de Mayo a las 19:30 hrs. se presenta en La Madraza de Granada el libro Tiempo de dictadura. Experiencias cotidianas durante la guerra, el franquismo y la democracia, publicado por la editorial de la Universidad de esta ciudad y coordinado por Gloria Román Ruíz y Juan Antonio Santana González. Esta obra es el resultado de un seminario celebrado en abril del año pasado «Jóvenes miradas sobre la guerra, el franquismo y la transición desde la vida cotidiana».
Reconozco que suelo sentir cierto rechazo sobre las obras dedicadas al tema de la guerra civil o del franquismo y sólo suelo acercarme a ellas cuando son claramente partidistas porque, de esa manera, sé lo que me voy a encontrar. No soy historiador y, por tanto, mis conocimientos sobre el tema, por poco o mucho que haya leído, los considero bastante limitados. Sin embargo me llamó la atención el hecho de que Tiempo de dictadura tuviera como objetivo hablar de la vida cotidiana, alejarse de «grandes temas» y hablar de personas.
«Todos creen en las atrocidades del enemigo y no en las de su bando, sin preocuparse de las pruebas»
George Orwell
Cuando me hablan de la guerra civil siempre me vienen a la cabeza tres figuras: Ganivet y Gironella. El escritor granadino lo hace a través de su Iderium, obra que posteriormente el régimen franquista intentó hacer suya. La primera vez que la leí, en mi época de estudiante, fue a través de la biblioteca de la Universidad en una edición con notas a lápiz de otro lector. Recuerdo que cuando Ganivet habla de la necesidad de un dirigente que se sitúe en una posición «alta» para poder ver con la suficiente distancia y elegir lo correcto para que el país echase a andar, había una anotación: Franco. Mi cabreo hacia esa interpretación fue monumental, más en esa época en la que uno es más propenso a los radicalismos. No obstante, con el paso de los años, me di cuenta de que simplemente era una anotación que no implicaba nada más, no significaba que el lector anterior creyera que Ángel Ganivet anunciara al dictador sino que, simplemente, pudo dejar la nota como posibilidad de que eso fuera lo que hizo que el franquismo quisiera hacer suyo. A fin de cuentas, muchas veces es nuestra visión partidista la que nos lleva a tergiversar la información que tenemos.
Gironella también viene a mi mente por su trilogía de la guerra, especialmente Los cipreses creen en Dios. Encontré en él una narración tranquila y que se centraba en vidas de personas normales y corrientes antes, durante y después de la guerra (la trilogía se completa con Un millón de muertos y Ha estallado la paz). Tremendo me pareció el título de la segunda obra cuando Gironella explica que se debe a que, si durante la guerra murieron medio millón de personas, lo hicieron a manos de sus hermanos, los cuales también murieron al asesinarlos. Es una pena que los egos de literatos e historiadores no se pongan de acuerdo para hacer un estudio conjunto de este tipo de narrativa.
Estos dos autores de los que he hablado me han hecho acercarme a la obra reseñada hoy, por un lado por el interés que me despierta el que se dejen de lado los «grandes acontecimientos» y se intente dar luz a la vida diaria de los que padecieron, para bien o para mal, aquellos años; por otro, que la mirada se haga dentro de lo posible con objetividad y atendiendo a que ni todos son santos ni todos demonios, algo que en la gran mayoría de los artículos recogidos creo que se hace.
En diferente momentos los españoles pudieron estar «dentro» y «fuera» del régimen, incluso aunque formaran parte de los apoyos efectivos del sistema
Claudio Hernández Burgos en «Españoles normales en tiempos anormales», Tiempos de dictadura
Tiempos de dictadura es un comienzo, es un punto y seguido de un estudio que debe continuarse y ampliarse a más zonas y a más personas… y es un buen comienzo. Durante muchos años la historia la escribieron los «vencedores», ahora la escriben los «vencidos», quizá estemos en el momento en el que quienes la escriban lo hagan desde fuera de esa lucha y de que se consigan ir cerrando tantas y tantas heridas abiertas que han quedado.
No creo que el «pacto del olvido» ni la «memoria histórica» hayan aportado lo que pretendieron en su momento. Tal vez sería conveniente, desde la distancia que ya tenemos, volver a abrir dicha herida y dejar que le dé el aire a ver si de esa manera conseguimos que sólo nos quede una pequeña cicatriz.
En la vida de una abuela cabe una república, una guerra de exterminio, una larga dictadura y múltiples restauraciones.
Alba Díaz-Geada en «Mujeres en común», Tiempos de dictadura
El libro Tiempos de dictadura se divide en ocho capítulos que abarcan diferentes partes de España, distintos sectores de población y variados períodos.
El primer capítulo corre a cargo de Claudio Hernández Burgos,
Profesor Ayudante Doctor en la Universidad de Granada, bajo el título de Españoles normales en tiempos anormales, en donde se analiza la vida cotidiana teniendo en cuenta que «los individuos, incluso limitados por la ausencia de libertades y el empleo de la violencia, contaron con capacidad para maniobrar, rechazando, consolidando o adaptando los relatos y prácticas que procedían desde arriba».
El segundo es el realizado por Guillem Puig Vallverdú, de la Universitas rovira i Virgili, titulado Experiencias campesinas, centrándose especialmente en la zona de Cataluña.
El tercero, Vigilar y controlar, de Alejandro Pérez-Olivares, se centra «sobre la formas en que las actitudes de la población se encontraron con las diversas fomas del poder franquista» analizando los espacios público y privados.
Eider de Dios Fernández centrará su capítulo en el servicio doméstico bajo el título La reeducación de las clases populares a través del servicio doméstico en las posguerra.
Mujeres en común es el quinto capítulo de Alba Díaz-Geada donde se centra en el papel de las mujeres campesinas en Galicia.
Gloria Román Ruíz en Queridos camaradas nos acerca a testimonios andaluces recogidos a través de «La Pirenaica», dándoles una interpretación y contexto.
Cristian Ferrer González, se acerca también a Cataluña, especialmente a Tarragona, en Solidaridades y cultura de la protesta, dándonos una muestra de distintas actitudes de huelga u oposición.
Cierra el libro Juan Antonio Santana González con No todos fueron modernos, adentrándose ya en la década de los ochenta y reflejando comportamientos de la derecha a los cambios que estaban acaeciendo.
Por cierto, se me olvidaba la tercera figura además de Ganivet y Gironella…
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.Miguel Hernández: El niño yuntero
Más información en http://www.memoriadelhambre.es/
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