Hablar sobre la palabra lira es recurrir a Grecia, quien utilizaba este instrumento para acompañar sus cantos. La lira se establece como un instrumento literario al que los autores recurren para manifestar sus ideas, expresiones, y sentimientos. Es decir, la exposición de su mundo a temas como la muerte, el amor, la melancolía, la nostalgia, la ternura, la alegría, que despierta la contemplación del paisaje.
En esa línea el protagonista principal es el poeta, el individuo que siente, piensa, y canta. La poesía lírica a diferencia de la épica, no se desarrolla en pueblos primitivos sino requiere de civilización y cultura. Elementos que le permiten utilizar características como la libertad, la brevedad, y la intimidad, teniendo en cuenta que en el fondo de cada composición lírica hay una confidencia.
Además, el poeta mexicano Octavio Paz (2003), establece que: “La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela el mundo; crea otro…” (p. 13). Es decir, que la poesía es una herramienta que permite evidenciar los sucesos socioculturales que abordan a los seres humanos ofreciendo múltiples alternativas en esos ires, y venires.
Se diría, pues, que en medio de ese universo poético está María Mercedes Carranza, la hija del poeta colombiano Eduardo Carranza, y Rosita de Carranza. La exesposa del escritor Fernando Garavito, la madre de la escultora Melibea Garavito, y una de las poetas contemporáneas más importantes de Colombia. Su poesía está fundamentada en ese aquí y ahora. Es decir, el derrotero de su espacialidad y temporalidad. En el que cada palabra representa esa realidad inhumana de la que hace parte, y se manifiesta gracias a su sentir, y pensar con la exterioridad. Además, su lenguaje permite que sus lectores develen esas realidades que vieron sus ojos de esa Colombia ultrajada por la violencia, de ese mundo que pare himnos de guerra, desigualdad, pobreza, y desamor.
En medio de esos miedos, y esa fragilidad que agotan su paciencia ante un valle de crueldad. Alstrum (2000), define que:
El miedo a que se dedican sus versos se plasma en tres direcciones: una gran preocupación y mayor sentido de compromiso ante la palabra con el fin de que exprese más acertadamente lo que la poeta quería decir sin restringir ni distorsionar lo que pensaba acerca de su propio ser y sus circunstancias; un terror visceral ante un mundo inseguro lleno de peligros violentos que ponen la vida diaria en un estado de precariedad mortal; y pavor mezclado con dudas acerca de las consecuencias y los efectos duraderos del amor, de la nostalgia y del recuerdo.
(Alstrum, 2000: 253- 254)
Lo que indica que la poesía es la manifestación de las emociones que atraviesan los seres humanos, procurando develar acontecimientos históricos que los acompañan en campos sociales, culturales, económicos, y políticos, es decir, la vida misma.
María Mercedes logra unir el concepto de mujer en el sufrimiento, desigualdad e inconformismo, que resaltan los cánones machistas que recorren los sectores sociales. En donde la soledad, y la falta de solución a las problemáticas sociales, requieren que el poeta establezca miradas holísticas. Miradas desde la ironía que es el fundamento de su poesía, que cuestiona y mortifica la vida, las pasiones, los sueños, las ilusiones, que acompañan a un hombre contemporáneo comprometido con la razón, los avances científicos, políticos, económicos, y tecnológicos, que es reconocido por estar y poseer, y no por ser.
Concluyamos, entonces, que la poesía de la poeta Carranza es sinónimo de la vida desde la muerte. Encontrando estrategias acordes para eliminar los padecimientos de una realidad que la devasta, y desea huir. Su renacer a la vida, a su papel como mujer, madre, y poeta, sólo es posible desde las palabras que emanan esos versos, que le ayudan a ser y estar. Se concibe, pues, que su poesía es una filosofía de errores, de aciertos, que impregnan vida y muerte, que les desea contar a sus lectores desde el pasado, y el presente, que la llevan a crear mundos posibles. Por ejemplo:
Moriré mortal,
es decir habiendo pasado por este mundo sin romperlo
ni mancharlo.
(…) acepté el engaño:
he sido madre, ciudadana,
hija de familia, amiga compañera, amante.
(Carranza, 2003: 119).
La invitación a es a leerla, a descubrir esos versos permeados de encantos, y desencantos, que marcaron la poesía colombiana del siglo XX, que siguen acompañándose con hechos históricos.
- Referencias bibliográficas
- Alstrum, J. (2000). La generación desencantada de golpe de dados. Bogotá, Universidad Central.
- Carranza, M. M. (2003). Poesía Completa y Cinco Poemas Inéditos. Edición al cuidado de Melibea Garavito. Bogotá, Alfaguara.
- Paz, O. (2003). El arco y la lira. México: Fondo de Cultura Económica.
Be First to Comment