Hoy quería hablarles de un escritor granadino magnífico y su libro El Grial y la Diosa.
Hace poco vivíamos la festividad del Corpus, pues toda esta simbología la maneja Nicolás como un mago, pero casi mejor, me plagio a mí mismo y les digo lo que ya escribí en el ideal el pasado año en la sección de opinión:
Volví al libro de mi amigo Nicolás Gutiérrez Hidalgo, El Grial y la diosa y lo terminé disfrutando. Puede ser un ensayo, una novela, una investigación, un sueño. Y está dentro de la tradición cervantina y diría granadina porque hace un estudio exhaustivo de tradiciones como el Corpus. Mostrando una ingente bibliografía y en fin, un libro casi oceánico. Y por si faltara poco le pone la banda sonora de una música que el propio escritor compone. Para ser el primer libro es una obra madura. En cualquier caso, dice nuevamente, Mark Twain que un aspirante a escritor habría que pasarse por lo menos veinticinco años absorbiendo; y después con verdadero oficio y esfuerzo puede uno conseguir algo. Don Quijote frisaba los cincuenta y Cervantes dio con su obra maestra al final. Este era antes el camino y lo sigue siendo. De vez en cuando aparece un Rimbaud que a los dieciséis años ya lo ha dicho todo y crea una nueva poesía. Luego se dedicó al tráfico de armas y esclavos, creo, a veces la precocidad no tiene que ser necesariamente buena. La noticia que escucho como algo esperado algún día, es que un grupo de investigadores italianos han detectado agua en Marte. Ya dice Nicolás que “la casualidad es sólo una probabilidad cuántica que se materializa, deviniendo en causalidad”.
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