Ben Aaronovitch es célebre como guionista, destacando su participación en un par de capítulos de la serie de culto Doctor Who y se estrenaba como novelista en esta Ríos de Londres, primer título de una saga que ya lleva cuatro entregas.
Lo menos que puedo decir de Ríos de Londres y de su autor es que he quedado tremendamente sorprendido y enganchado desde el primer momento. Vamos a entrar en un mundo de fantasía pero mezclado con el género policíaco, con gran sentido de humor -del típico que llaman inglés aunque es más nuestro que de ellos- y con la construcción de una historia muy trabajada.
Aaronovitch nos ofrece a un joven agente de policía, Peter Grant, que tras un asesinato interroga a un testigo un tanto especial, sobre todo por tratarse de un fantasma. Desconcertado por todos los sucesos que ocurren a su alrededor, contará con la ayuda de Nightingale, no sólo su maestro y guía sino también el nuestro porque será a través de él por quién vayamos comprendiendo parte de lo que les rodea.
Si bien se trata de una pareja de policías no esperen encontrar similitudes ni paralelismos con un Holmes y un Watson o algo parecido, Aaronovitch va tomando los detalles que quiere y desecha el resto así que pueden encontrar muchas pequeñas reminiscencias de otros.
Me ha llamado la atención que la editorial anuncie la saga con algo así como «Si Harry Potter fuera mayor…». No esperen, por lo menos en esta primera novela -las otras no las he leído todavía- algo así. Si tuviera que compararla con algún otro libro o autor, sin duda elegiría a Preston Child pero lo cierto es que se merece su propio espacio.
Ríos de Londres es una novela interesante, con una historia que engancha desde el primer momento, con gran sentido del humor, con unos personajes muy bien construidos los cuales conoceremos más a fondo en las siguientes entregas y con una técnica narrativa que hace que la historia sea ligera y fácil de leer. Es el nacimiento de un gran policía.
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