Hablar de Granada es hablar de tradiciones culturales, hoy vamos a hablar de una muy interesante, la de visitar sus baños árabes.
Esta experiencia que no solamente nos aporta bienestar, nos ayudará a entender el ritual completo de baño, masaje y el sabroso té a ritmo de música relajante.
Esta tradición predomina en Andalucía, pero también se extendió a otros rincones de España siendo común que el Hammam esté ubicado cerca de la Mezquita y creando un vínculo no meramente de reposo o belleza sino de culto religioso.
Una de las características de la doctrina musulmana es la imposición de un riguroso ritual, el de la pureza, tanto corporal como espiritual, siendo el agua esa fuente de aporte de pureza.
Siempre que todo musulmán visita una mezquita, en su patio encontrará una fuente que le permitirá realizar el proceso llamado de ablución menor antes de la práctica de la oración. La ablución mayor es la que se lleva a cabo en los baños, sería la de cuerpo entero, de ahí que los baños se encuentren siempre cerca de la mezquita.
Hay algo que nos chocará durante nuestra experiencia y que ha cambiado con el paso de los años, y es que ahora en el hammam coinciden hombres y mujeres, siendo esto antes impensable en los originales. En los más tradicionales se sigue conservando la norma de diferentes turnos de hombres y mujeres.
Si bien la arquitectura es todo un disfrute para los sentidos el contraste de agua caliente y fría con esa luz tenue nos llevarán a un estado de relajación física y mental notable, por lo que yo considero que este proceso de bienestar es más una filosofía, un modo de vida que aporta serenidad para poder afrontar el día a día.
De ahí que las reuniones de negocios entre hombres se llevaran a cabo en el hammam , y que el proceso de belleza femenino también se desarrollara aquí , sin duda la calma y los beneficios antioxidantes de un buen té junto con un masaje vigoroso nos aportarán un mejor tono de piel , bienestar físico y mayor capacidad de concentración.
Lo que más nos llamará la atención del circuito es el gran contraste de temperaturas, al cambiar a la piscina de agua fría el shock es inevitable, por lo que recomiendo a todo el que vaya la primera vez se tome su tiempo en aclimatarse.
La descongestión de la circulación y el efecto antioxidante del té son el aliado perfecto para aquellos que quieran no solamente estimular su cuerpo, sus sentidos, al día siguiente seguirás notando un el aroma en tu piel, en el pelo y una piel tersa y suave.
El proceso de aclimatarse a las temperaturas, de estar en silencio y dejarse llevar es tan importante en la cultura musulmana como el de la tertulia en la sala del té, así que no hay que olvidarse de disfrutar de este sin prisa y con esas personas de confianza, sin duda esta tradición que aún se conserva es todo un regalo para nuestro cuerpo.
Así que recomiendo a todos aquellos que busquen una experiencia renovadora en un entorno único visitar el Aljibe de San Miguel, en pleno centro de la ciudad y deseando de ofrecer tanto a turistas como a residentes una jornada de bienestar, ocio y de mejor comprensión de un legado musulmán que predomina en una ciudad multicultural como Granada, último reducto musulmán de la península.
Fotografías de la autora Miriam Posada
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