“En menudo lío te vas a meter” es la frase que más suena entre la mayoría de los que me conocen cuando les comenté la idea de crear una columna escrita. Pero a mí es que los líos “me ponen” bastante así que, haciendo oídos sordos al “lío” al que se refieren mis agoreros cercanos, he decidido aceptar el reto que propuse hace un tiempo a “Lenguas de fuego” y que ellos mismos se han encargado de recordármelo. Todo lo peor que puede pasar es que no sea capaz de hacer que alguien lea entre 600 y 800 palabras, más o menos, lo cual no es que sea una tragedia griega para mí personalmente pero, tomando como he decidido tomar la decisión de firmarla con seudónimo, sí quisiera que algo de movimiento tuviera como reto personal y apuesta de la revista. No obstante, el tiempo pondrá en su sitio esta serie de artículos y por eso debemos dejarlo correr. Que corra el tiempo y, con él, las letras.
Hoy inicio esta columna, espero que con periodicidad semanal, pensada desde hace tiempo pero no concretada hasta ahora por múltiples factores. Con ella no pretendo más que entretener, comentar, opinar, llamar la atención sobre temas diversos, anécdotas, noticias y un largo etcétera que llaman la mía y que, obviamente, no tienen por qué hacerlo en la del resto del mundo. Espero resulte al menos amena y que, en alguna ocasión, pueda servir de debate entre arriesgados lectores que se dignen a perder aquí su tiempo en contra o a favor de mi propuesta. Todo es admisible con el nivel de educación, humor, ironía o seriedad justo y adecuado (también la indiferencia, pero esa jode un poco más). En un mundo dominado por terminologías del tipo “influencers”, “bloggers”, “instagramer” y demás corrientes de las nuevas tecnologías, empuño “papel y lápiz” (pequeña metáfora sustituta del teclado de ordenador, indispensable ya para todos, aunque más poética) para intentar provocar sentimientos, ideas, pensamientos y/o visiones de diferentes cuestiones. Usaré métodos de otros siglos, como son las letras solas, sin más adorno fotográfico ni vídeos llamativos. Lucharé por no aburrir e intentar que la cita con esta columna sea una lectura esperada, sin pretender agradar a todo el mundo, pero sin agitar avisperos innecesarios, aunque no lo descarte.
¿Por qué llamarla “La columna de humo”? Tras valorar unos cuantos títulos que me agradaban, pero no me convencían, acabé escogiendo éste porque la idea es esa precisamente, aparecer súbitamente cada semana, dejarse ver y casi palpar unos instantes, para acabar desapareciendo poco a poco dejando un mínimo rastro apreciable para el que le guste el tema tratado. Otra cosa será que la “fama y mis seguidores” y, por qué no, también mis detractores, me empujen a vender mis principios y romper las vías por las que me quiero conducir provocando que esta columna cada vez solidifique más aún, lo cual llevará sin duda a cambiar el estado “gaseoso” de la misma. Pero dudo que tal tragedia ocurra. Me gusta a su vez el logo elegido para acompañarla porque transmite, en imagen, esa liberación que se busca al compartir opinión, en este caso, desde una mano abierta a todo y a todos, con ese tono sepia, estilo “vintage” como gustan decir ahora, que tan buenos recuerdos me trae. Será la mano que todo lo da y todo lo espera… o eso quisiera.
Bueno, no va más. Una vez aclaradas las que serán las señas de identidad del sitio, la pistola dispara al aire y la banderola verde cruza ante nuestros ojos empujándonos a iniciar el camino. Sea bienvenido todo el mundo a este rincón que esperemos sea tan mío como vuestro.
¡Qué comience el espectáculo!
Buenos días, ya tienes tu primera seguidora, te deseo muchísima suerte,y yo si quiero que muevas avisperos, que te salgas de lo que todos escriben pero nadie piensa.
Los escritores tenemos aún la libertad de expresión, debemos hacer que la gente se remueva en su asiento cuando nos lea.
Que hagas lo que te de la gana y (te permitan)
Muchísimo éxito.
Muchas gracias Esperanza. Intentaré alcanzar las expectativas que nos hemos marcado la revista y yo y, con la suerte de tener poca censura, entretener, opinar y arrancar alguna sonrisa con y sin avisperos.
Espero seguir sabiendo tu sincera opinión y poder intercambiar pareceres.
Nos leemos.
Me gusta la idea e intentaré seguir lo que escribes. Es genial atrevernos a plasmar nuestros pensamientos en nuestros escritos.
Muchas gracias Victoria. Estaré encantado de que puedas seguirme y leer tus opiniones sinceras sobre lo que me anime a compartir con todos.
Esperemos que realmente valga la pena esta columna en donde mientras dure el «humo» habrá cosas que contar.
En breve más.
Un proyecto muy interesante, te felicito. Nos leemos por aquí.
Muchas gracias, Silvia. Espero leer tus opiniones sinceras en futuras columnas. Sí es un proyecto interesante que esperemos dotar de interés.
Nos leemos.