La imaginación de un escritor es tan efímera como honesta, no se puede buscar, simplemente te inunda, te desborda o te deja vacío después de exprimir tu momento álgido.
Grandes ejemplos de imaginación son plasmados en un libro o llevados a la gran pantalla; siempre me he visto en el dilema eterno de si el libro primero o la película el fin de semana.
Vamos a dejar de intentar averiguar lo que sería antes, si el huevo o la gallina, y simplemente disfrutar de esa vida apasionada que se quedaría a la mitad de dar un maravilloso fruto que permaneciera para siempre en nuestra memoria para ser transmitido de generación en generación.
Este es el caso de Tolkien, que con su novela de fantasía heroica y obras como “El Hobbit “o “El Señor de los Anillos “se cuela diariamente en esas casas, en esos momentos compartidos entre padres , hijos donde la imaginación llega a máximo esplendor.
Son muchas las biografías y cada vez es más común llevar a la gran pantalla las vidas de grandes personajes, aún retumba en mi memoria la última carta de Virginia Woolf o la apesadumbrada vida de Sylvia Plath, pero no, a pesar de la dificultad, de la sequía, alguien como Tolkien inventaría hasta 15 idiomas para construir su universo de fantasía y compartirlo con el mundo entero.
Un viaje cinéfilo fantástico del que uno regresa tras haber pasado por su infancia, por esa vida apacible truncada para ir a buscarse la vida a otro lugar extraño donde a todos tendría que demostrar su capacidad de narrar y de llegar a ser un referente literario.
Aquí nos encontraremos con un inevitable guiño al «Club de los Poetas Muertos» y esas reuniones clandestinas de colegas que piensan que escribir no debería ser un acto revolucionario. Grupo de debate literario entre amigos que adoptaría el nombre de los Inklings.
Estos compañeros serían fuente de motivación para el pequeño y posteriormente adulto Tolkien, le enseñarían también eso de aprovecha el momento, frase que todos utilizamos pero que sin duda para mentes tan complejas como la de Tolkien significaría eso de exprime tus fantasías como si de una naranja se tratara pues puede que mañana amanezca y no haya jugo que sacar.
Hay que destacar el contraste del marco histórico social que Tolkien vive con su capacidad para la idealización, el estallido de la Primera Guerra Mundial se interpondría en su vocación lingüística.
Un recorrido por un conjunto de experiencia en las que la búsqueda constante de la amistad, el amor y la inspiración artístico literaria hacen de este éxito de taquilla un perfecto homenaje para el padre de la narrativa de ciencia ficción.
Sin duda debemos agradecer a escritores como él su empeño en lo maravilloso, en lo desconocido y esa eterna conexión con la naturaleza que nos ligará siempre a esos momentos de lectura en familia, momentos en sequía y tan valiosos y preciosos como cualquier obra de tan estupendo autor.
Imágenes tomadas de Imbd
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