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El desaparecido, de Franz Kafka

Franz Kafka escribió tres novelas extensas y no acabó ninguna de ellas. El desaparecido (cuando se publicó por primera vez, fue titulada América), según el propio Kafka, fue escrita con la intención de rendir homenaje a Charles Dickens, y, en efecto, nos encontramos con un personaje a lo Dickens: Karl Rossmann, un joven de 16 años que ha sido embarcado por sus padres desde Europa a América, debido a que ha tenido un hijo con una criada que lo ha seducido. La acción comienza en el barco, que ya ha atracado en Nueva York. Karl se hace un lío a la hora de marchar y se entretiene más tiempo del debido en el barco. Esto le hará conocer a un fogonero y luego a un senador, tío de Karl, quien se lo lleva a su mansión. Allí aprenderá ingles nuestro joven héroe y conocerá a un señor que lo invitará a conocer su casa. Esto último sirve al tío de Karl como motivo para expulsarlo de su lado y entonces el joven irá a la aventura a partir de ahí. Conocerá a los truhanes Robinson y Delamarche, trabajará como ascensorista en un hotel, y más tarde pasará a ser criado, junto a Robinson, de Delamarche, quien se ha juntado con una cantante llamada Brunelda. La novela acaba cuando Karl puede evadirse de sus penurias al hallar trabajo en el Gran Teatro integral de Oklahoma.

Lo primero que debo decir es que se trata de un texto inacabado y fragmentario, sobre todo hacia el final de la obra, en el cual nos encontramos con numerosas ausencias de nexos causales. Pese a esto, y pese a ser el primer texto de gran extensión que escribió el autor, siempre somos conscientes de que estamos leyendo a Kafka, pues a pesar de que esta obra es algo más alegre y colorida que el resto de su producción, hallamos en ella a menudo el tono que lo ha hecho célebre en la literatura. Es una novela de aprendizaje, al modo de Los años de aprendizaje de Wilhem Meister (1796), de Goethe, y novelas similares que en su tiempo se encasillaron dentro de la corriente del mainstream alemán. Aquí, nos encontramos con un caso peculiar, pues Karl es un joven con muy pocas cualidades para relacionarse correctamente con los demás; de esto nos damos cuenta en los capítulos centrales de la obra: Hotel occidental y El caso Robinson. Karl, en estos episodios, trabaja en el citado hotel y por culpa del pillo Robinson lo expulsan de su trabajo, y siendo además acusado de cosas que no ha hecho. Llama la atención la incapacidad de Karl para defenderse de tales acusaciones. Esto a mí me hizo pensar en que Kafka en realidad está relatando el modo de obrar de una persona con síndrome de asperger.

En Kafka a menudo se dan situaciones que parecen extraídas de una pesadilla, pero yo me aventuraría a ir más allá: más que pesadillescas, sus escenas (por ejemplo cuando Karl habla de balcón a balcón con el estudiante) son “aletargadas”, como lo que podría vivir una persona que lleva dos días sin dormir, y quien lo haya vivido, sabrá que en esas condiciones todo parece irreal, como si el mundo se moviese de un modo distinto al nuestro y las personas pareciera que tienen algo como de “guiñol diluido”. Es raro encontrar en otros autores ese modo de narrar.

El libro acaba bruscamente con el incompleto capítulo: El gran Teatro integral de Oklahoma. Aquí Karl, sin que se nos explique, se ha deshecho de la compañía de Robinson, Delamarche y Brunelda y está leyendo un cartel donde hay una oferta de trabajo. Acude a ella y es recibido por señoritas disfrazadas de ángeles que, subidas en un pedestal, tocan sus trompetas. Luego reconoce a una de esas chicas, es contratado junto a otras personas y marcha en tren hacia Oklahoma. Así acaba el libro, pero el editor añade la siguiente nota: … encontró Karl su misión, su libertad, su fundamento vital: más aún, hasta volvió a ver allí, como por encanto celestial, a sus padres y a su tierra patria. Según se cuenta en esa nota que yo redacto parcialmente y en cursiva, eso fue lo que Kafka le dijo a Max Brod, su editor. A mí esto me da a entender algo que me parece bastante obvio: Karl entra en el Paraíso, pues esa era la intención de Kafka aunque no lo llegase a plasmar, pero lo que no se puede saber es si Karl está vivo o está muerto.

2 Comments

  1. Esperanza Benayas Esperanza Benayas 10 octubre, 2019

    Buenos días, bienvenido a la revista, me gusta leer otros puntos de vista sobre libros que muchos no hemos leído.
    Eso consigue invitarme a ello.
    Estoy segura que aprenderé muchas cosas leyéndote.
    Un placer compartir este espacio contigo.

  2. Pedro Carbonell Pedro Carbonell 10 octubre, 2019

    Gracias, Esperanza.

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