Escritores y lectores, ¿escribimos para que nos lean o solo para nosotros mismos?
Mi sincera opinión es que realmente escribimos para que nos lean, si no fuera así lo dejaríamos guardado en un cajón, o después de escrito lo romperíamos en mil pedazos.
Les pedimos a nuestros lectores que nos dejen sus opiniones en Amazon, en nuestros perfiles en redes sociales, o en las revistas donde colaboramos.
Es un ejercicio continuo de examinarnos a través de los ojos y sensaciones de los demás. Es verdad que algunas personas no tienen educación o respeto hacia nuestro trabajo y lo dejan por escrito, normalmente sin argumentar el por qué no les ha gustado nuestra novela.
Independientemente del daño gratuito que nos hacen con sus comentarios despectivos es cierto que no se dan cuenta de que su opinión condiciona a otros lectores, pero sinceramente a mí como escritora y también como lectora me da pena que se dejen llevar por criterios de otros lectores sin tener opinión propia.
Doy por hecho que cada lector lee de manera diferente y siente de manera diferente, nos diferencia la cultura que tengamos, vivencias, momentos en los cuales estemos, hay libros que dejamos siempre empezados porque no es el momento adecuado para leerlos, pasados unos días o meses los retomamos y los sentimos de otra manera.
Deberíamos tener criterio propio para elegir nuestras propias lecturas, los libros nos acompañan en muchos momentos de nuestra vida y todos tenemos nuestros preferidos esos de los que nunca nos desprenderíamos y que releemos pasado cierto tiempo.
En ellos descubrimos cosas nuevas, detalles que nos pasaron por alto con lo cual encontramos una nueva historia.
Yo tengo varios:
Martes con mi viejo profesor es una novela biográfica hecha en 1997 por el escritor estadounidense Mitch Albom.
Una preciosa novela que se desarrolla mientras el alumno hace compañía a su profesor en los últimos días de su vida.
Nos habla de la amistad, de la vida y de cómo hay que sentir como se acerca nuestro final.
Una madre de Alejandro Palomas
Faltan unas horas para la medianoche. Por fin, después de
varias tentativas, Amalia ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño:
reunir a toda la familia para cenar en Nochevieja.
Una madre cuenta la historia de cómo Amalia entreteje con su humor y su entrega
particular una red de hilos invisibles con la que une y protege a los suyos.
Entre varios siempre vuelvo a estos, y siempre hay cosas nuevas.
Volviendo al principio, solo recordaros que escribimos para vosotros, para acompañaros en momentos tristes y alegres, tomando el sol junto a una cerveza, o en una tarde fría de invierno junto a una taza de chocolate muy caliente.
Que nos encantaría que hablarais de nuestros libros a vuestras amistades, que nos buscarais entre todos esos nuevos autores que luchamos por encontrar nuestro propio sitio, nos merecemos una oportunidad, somos los autores indies, los que con muchísimo esfuerzo nos auto editamos, nos promocionamos y luchamos contra las grandes editoriales que no nos dejan un hueco a pesar de que cada escritor se tiene que buscar su propio lector y no se queda en encontrarlo, hay que mimarlo y seguirle interesando, os aseguro que fidelizar un lector no es nada fácil, se acercan fechas de regalos, sería bonito que probaseis la experiencia de leer un autor novel, seguro que descubriréis verdaderos magos de las palabras, os llevaran por historias divertidas y no os defraudaran.
Me voy a permitir recomendaros algunos:
Be First to Comment