Título: San Manuel Bueno, mártir
Autor: Miguel de Unamuno
Año de publicación: 1931
Nº de páginas: 43
Si de San Manuel Bueno, mártir eliminamos lo simbólico, ¿qué nos queda? Es una obra demasiado recargada en ese sentido y excesivamente breve como para que nos pueda aportar algo en otros ámbitos de la literatura. Aquí nos encontramos con un lago, unas montañas, un tonto del pueblo y un clérigo no creyente. Después están la narradora y el autor. Poco más. Sin embargo, con semejante escasez de elementos, y con una obra literaria de tremenda brevedad, Unamuno nos cuenta que el engaño a veces es útil para minimizar la desgracia y la infelicidad. Pero al decirnos esto, también da a entender que el promedio de la inteligencia humana es en verdad lamentable, pues pensamos muy poco, nos dice, y necesitamos ser guiados por la vida, aunque sea con engaños.
El tiempo transcurre a una velocidad desmesurada, pues se narra la vida del protagonista, o los hechos más relevantes de su vida, en muy pocas páginas, pero al hacerlo de modo lineal, el lector no se desorienta.
Narrada en estilo libre indirecto y sin filigranas conceptuales, es ésta la obra de Unamuno que a mí siempre me ha parecido la mejor de su producción. Aunque hay que tener en cuenta que este autor nunca ha sido de mis preferidos.
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