Estamos en el día 3 de Enero de 2020, pongo la televisión, son las 7 de la mañana, y la primera noticia que me encuentro es:
Mobiliario Urbano Anti-indigente.
Con el café en la mano escucho y veo las imágenes que me muestran, mi mente no termina de asimilar como se puede ser así, una sociedad que por una parte dice en voz alta que hay que ayudar a los inmigrantes, que los recoge del medio del mar, los ofrece auxilio médico y moral en sus primeros pasos, después de una tragedia como es la de huir de zonas de guerra y jugarse la vida junto con sus hijos, a veces recién nacidos en alta mar, una sociedad que obliga a cada comunidad a hacerse cargo de un número determinado de inmigrantes, una sociedad que clama por la escolarización y derechos de las personas y los niños…
Una sociedad que PONE MOBILIARIO ANTI-MENDIGOS.
Necesito que alguien me explique tal incongruencia, no sé si es la hora, son las 7 de la mañana y quizás mi mente aun está entre los sueños de Morfeo, o soy yo que debido a mi edad estoy perdiendo comprensión, puede ser también que no entienda que tiene que ver una cosa con la otra, es decir, los recién llegados de otros países huyendo de la miseria, de la guerra, del hambre, de los malos tratos físicos y psicológicos, y nuestros indigentes.
Con vuestro permiso os voy a exponer mi razonamiento:
Si acogemos a estas personas que llegan a veces con la ropa hecha jirones, problemas psicológicos, bebes recién nacidos, personas con la salud deteriorada y sin posibilidad de salir adelante, los damos todo lo que necesitan en los primeros meses y los dejamos volar solos buscándose la vida, nos encontramos con las imágenes de hace unos días en la puerta del Samur Social en Madrid de personas en la calle con sus hijos por falta de vivienda.
Que después de un montón de días de ponerlos en las noticias a todas horas, no nos han explicado si les han realojado en esos pisos vacios de los fondos buitre, o en pensiones, pero que milagrosamente han dejado de ser noticia.
Viviendas sociales que se pagan alquileres pequeños, pero que la desidia de los burócratas detrás de un sillón en un despacho con el culo caliente, no ponen al servicio de estas personas “por falta de tiempo” el mismo tiempo que usan en sus conversaciones vacías e insulsas sobre cómo han pasado o pasaran las navidades ellos.
Mi observación es que por lógica, que no quiere decir que sea la de todo el mundo, es, que esas personas en situación de calle tienen que dormir en algún sitio, nadie duerme de pie, todos los humanos y los animales lo hacemos tumbados en horizontal, nadie en vertical, pero aquí llega la piedra con la cual me tropiezo mentalmente:
El MOBILIARIO ANTI-INDIGENTES.
Y ahí es donde me pregunto: ¿Dónde me he perdido?
Es posible que en algún momento haya dejado de escuchar, y lo hayan explicado, pero aprovechando que tenía que escribir este artículo, me he dicho: Esperanza, pregúntaselo a tus lectores y ellos te podrán explicar que no tienen nada que ver los inmigrantes sin techo, familias completas, mujeres y hombres solos, ancianos, desahuciados y sin trabajo, con los INDIGENTES a los que se les niega el mínimo derecho a dormir en una posición mínimamente cómoda.
No tiene nada que ver que queramos echarlos del centro de la ciudad ahora que vienen estas fechas de consumismo indecente, de postureo, de falsas alegrías, de desastre de gobierno, de noticias sensacionalistas, de poco sentido común y poca empatía, con los inmigrantes a los que acogemos porque somos maravillosos y tenemos un corazón enorme.
No tiene nada que ver que los queramos esconder o echar hacia los barrios no centrales porque por esos barrios no va nadie y se convierten en personas invisibles que no tocan conciencias con su sola presencia.
Que nos importa una mierda que mueran de frio “De nuevo una familia con niños es rescatada del frío en Madrid por voluntarios ante el colapso de los albergues
Vecinos de la capital dieron techo a dos adultos y cuatro niños que esperaban ayuda con temperaturas muy bajas en la sede del órgano que gestiona los refugios municipales”
No tiene nada que ver todo eso con gastarnos miles de euros en poner MOBILIARIO ANTI-INDIGENTES.
Me he perdido, no sé si es lógico lo que pienso, no se si no entiendo a esta sociedad en la que vivo, no sé ni siquiera que es verdad o mentira.
No sé que es Un INMIGRANTE Y UN INDIGENTE, solo sé que ambos son personas sin casa, sin recursos, y usados como peones por el gobierno donde más les conviene.
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