Seguro que si te digo: «más vale pájaro en mano…», me contestas de inmediato que«… cientos volando». Y es que los refranes nos han acompañado desde tiempos muy remotos. ¿Sabías que hay casi cien mil registrados en castellano? De origen popular, breves, sabios, con un toque de humor y arraigados a la experiencia, nos muestran una cultura que ha ido pasando de generación en generación, como la vida misma. Y es que «la experiencia es un grado». Nos hablan del tiempo, de las costumbres, de mentiras y verdades, del destino, del amor, de la confianza y, en definitiva, de cualquier tema que necesite ser preservado en el tiempo.
Y, ¿cuáles son algunas de las características de los refranes? 1. La primera de ellas es que no tienen autor conocido. Han pasado de generación en generación, adaptándose a los nuevos tiempos. 2. Otra característica es que suelen tener un toque de humor, al utilizar comparaciones con otras situaciones, se crea una definición muy visual y un tanto irónica. 3. Utilizan un lenguaje sencillo, pero su explicación se puede utilizar con muchos más detalles y aplicar a diferentes contextos y situaciones. 4. Suelen estar compuestos de dos partes: la primera expresa una acción, seguida de su consecuencia (por ejemplo: «Sarna con gusto, no pica»).
Sin darnos cuenta, los refranes forman parte de nuestro día a día. Ahora mismo se me viene a la cabeza un refrán que utiliza mucho mi casi centenaria abuela: «El que quiera saber, poquito y al revés». ¿Verdad o mentira? Pues dependerán de la experiencia vivida porque, «cada moneda tiene dos caras» y, en palabras de nuestro Don Quijote de la Mancha: « Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas». Eso sí, podemos recurrir al refrán adecuado dependiendo de la situación en la que nos encontramos. Y, como «el que avisa no es traidor», he aquí mis refranes más utilizados:
1. Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.
2. Del dicho al hecho, hay un buen trecho.
3. De noche, todos los gatos son pardos.
4. El que calla, otorga.
5. Dime con quién andas y te diré quién eres.
6. Al perro flaco, todo son pulgas.
7. Año de nieves, año de bienes.
8. El que ríe el último, ríe mejor.
9. A lo hecho, pecho.
10. Más vale maña que fuerza.
11. Perro ladrador, poco mordedor.
12. Zapatero a sus zapatos.
13. Cada maestrillo tiene su librillo.
14. Al mal tiempo, buena cara.
15. Dos no pelean si uno no quiere.
16. No es oro todo lo que reluce.
17. Cada loco con su tema.
18. Ojos que no ven, corazón que no siente.
19. Quien fue a Sevilla, perdió su silla.
20. Mal de muchos, consuelo de tontos.
Muchos más me han acompañado entre tardes de verano y largas conversaciones familiares, a la sombra de los árboles en un pequeño patio mientras jugaba al parchís, entre risas, con sabor a infancia, a inocencia, a un olor saliendo de la cocina, un abrazo de vida…Un tesoro en forma de palabras que espero «no se lleve el viento».
Y tú, ¿qué refranes recuerdas?
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