Estas bellas manos son las que cuando eras pequeño te arropaban en esas horas de la noche cada vez que te destapabas por las vueltas que dabas al soñar con tus juegos favoritos y andanzas durante el día.
Estas manos te hacían los más ricos dulces que tú le pedías con mimo y su aroma impregnaba toda la cocina, al volver del colegio solo con asomar por la puerta de casa sabías que te estaban esperando, unas manos que te revolvían el pelo, que te limpiaban esa cara llena de churretes, que curaban ese raspón que traías en las rodillas.
Cuántas veces te han cogido las tuyas y te han guiado enseñándote a hacer las letras, a dibujar, te han enseñado a leer ese precioso cuento que al calor de la lumbre te contaba cada día mientras en la calle llovía o tú estabas malito.
Unas manos que te cosían la ropa, que te levantaban cada vez que te caías, que te enseñaban que lo mejor de la vida era lo más simple: una mariposa, una flor, una canción, un pajarillo, o darle de comer a un animalito desvalido.
Estas manos que cuando estás triste secan tus lagrimas, te enseñan que todo pasa, que nada es eterno, que la vida es un ciclo repetitivo y que lo que ahora estas pasando ella ya lo pasó.
Mírala a los ojos aprende de su fortaleza, esa fortaleza que la ayudó a llegar a donde ahora está; no hay tiempo para el desanimo, ni para las lágrimas, no hay tiempo para desesperarse, sólo hay tiempo para amar, abrazar, cocinar juntos, disfrutar de este momento que nos ha tocado vivir y que no es más que una oportunidad para recobrar los sentimientos y valores perdidos, las prisas por vivir nos han separado de nuestras familias, de nuestros hijos, de nuestros amigos, una carrera ¿en busca de qué?
La naturaleza es sabia, todos necesitábamos parar pero no había manera de hacérnoslo entender.
Poco a poco, con un alto precio pagado, volverá todo a la normalidad. Quiero y deseo que nos haya servido para replantearnos nuestras prioridades, para valorar lo que tenemos en nuestras vidas, para no dejar escapar esta oportunidad que hemos tenido de reencontrarnos con nosotros mismos y nuestros mayores.
Me gustaría que estas manos me dieran el calor que mis manos no tienen
Que limpiasen las lágrimas que corren por mi cara sin detenerse
Tus manos, las que tantas veces me acariciaron el pelo y ahora no las encuentro
Esas manos tiernas y duras con amor y esperanza que me enseñaron a ser valiente
Esas manos que tantas veces me acunaron
No puedo estar a tu lado, no puedo despedirme de ti
Pero sé que no estás sola, que otras manos cogerán las tuyas, que otros labios te susurraran te quiero y que, con tus ojos cerrados, me sentirás a tu lado
Te amo abuela, te amo abuelo, solo me queda daros las gracias por este mundo que nos habéis dejado, un mundo lleno de paz y amor.
Estaréis orgullosos de mi, de todos nosotros, de que vuestras enseñanzas no han caído en saco roto, de que sabremos salir de ésta más unidos y más fuertes, como mil veces hicisteis vosotros
Be First to Comment