Desde que nacimos

Mi nombre es Ana Belén Arbués, tengo 44 años y se podría decir que la llamada crisis de los 40 me ha llevado a centrarme en mis trabajos como escritora. Sin embargo, como la mayoría de autores reconocerán, escribir es algo que nos apasiona desde siempre, sin ser capaces de definir una edad exacta en la que esa necesidad se apoderó de nuestras mentes para incitarnos a expresarnos a través de las letras.

En mi caso, para la realización de mi novela DESDE QUE NACIMOS, he convertido mis habituales paseos con mi perro en una aventura tan intrigante y emocionante que incluso yo misma ansiaba saber qué ocurriría en la siguiente página que todavía no había escrito.

Para entender mejor el proceso que he seguido para su redacción creo que puede ser un buen método utilizar el diseño típico de una receta de cocina.

DESDE QUE NACIMOS

Para todos los gustos.

Ideal a cualquier hora del día.

Para picar, como primero, segundo o

plato único, e incluso para postre.

INGREDIENTES:

1. Un paquete de intriga y otro de suspense (ambos del mismo tamaño).
2. Una generosa dosis de amor (puede igualar a los anteriores, pero no superarlos).
3. Un poco de ciencia ficción (al gusto).
4. Una pizca de humor.
5. Unos cuantos personajes principales. Para esta novela en concreto se precisan: una joven de 25 años y su perro, dos hermanos gemelos de la misma edad y su perra, los padres de ella y los de ellos, un par de mejores amigas y un hombre cincuentón para el papel de malvado.
6. Algunos personajes secundarios, pero sin pasarse.

ELABORACIÓN:

1. En primer lugar, salir a caminar durante varios días por el mismo entorno, a ser posible acompañados por una mascota.
2. Observar con detenimiento a las personas, animales y objetos con los que nos tropecemos. En especial, memorizar aquellos detalles que puedan aportar dinamismo a la historia que se quiere contar.
3. Encender el ordenador, colocar las manos sobre el teclado, cerrar los ojos unos segundos para asegurar que se tiene claro lo que se quiere transmitir y, finalmente, expresarse libremente dejando fluir la imaginación.
4. Realizar una narración desde la voz de diferentes personajes para ofrecer distintos puntos de vista.
5. Contarle la historia que estamos creando a alguien de confianza —como una hermana— que nos pueda aportar alguna idea o, simplemente, que nos escuche con interés.
6. Repetir todos los pasos anteriores hasta que consideremos que ha adquirido la consistencia más adecuada.
7. Se puede decorar con algún apunte de un amigo filólogo o de un hermano al que se le dan las letras mejor que a ti. (Esto es opcional, pero es aconsejable para un buen toque final).

Creo que son pasos sencillos a la par que complejos. Pueden transcurrir meses o incluso años hasta conseguir el punto de maduración idóneo, pero siempre merece la pena.

Para saborear un poco de mi receta particular os invito a leer la sinopsis como aperitivo:

«A sus veinticinco años Elena es una joven independiente. Vive desde siempre en el mismo pueblo, en una zona cercana a un precioso estanque que es testigo de su vida diaria.

Hace un par de años se mudaron a su barrio dos hermanos de su misma edad. Poco tiempo después de conocerlos inicia una relación secreta con uno de ellos, Elías, y descubre en él algo extraordinario que la atrapa.

Una noche como otra cualquiera, Elena sale a dar un paseo con su perro. Sin embargo, el único que regresa es el animal. A partir de entonces comienza una lucha que cruzará sus caminos con un adversario del pasado.

Quizás no ha sido una simple casualidad que Elías y Elena se hayan conocido…»

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