Fruna nace en una cuadra del sur oriente bogotano, influenciada por estas primeras luces de la modernidad, que la llevarán a constituirse como una canina obediente y amaestrada por un amo que siempre hará visible su poder que ejerce sobre este sujeto, sujeto que a unas primeras luces de la vida ira evidenciando como hace parte de un sistema de control.
Fruna inicia a crecer y la única manera de sobrevivir será la calle, desde muy pequeña recorre esquinas, calles , barrios, locales, restaurantes y demás lugares que constituyen una ciudad, en buscan de un bocado de comida que la satisfaga o al menos engañe una panza estridente, como si esta fuera poco tiene que luchar con los demás perros callejeros que habitan esos mismos lugares, que al igual que ella se disputan por un trozo de pan o un resto de sopa de hace tres días, pues es la competencia la única manera de sobrevivir sin importar lo destructivo o bélico que esto pueda resultar, toda una técnica capitalista que ejerce una disputa sin cuartel.
Llego la hora de comer, Fruna en su búsqueda por encontrar alimento encuentra a la señora Luz, una anciana que en su técnica natural es ser equitativa y solidaria con los perros callejeros, pues entrega un platón lleno de desperdicios, purina y algunos huesos donde todos por igual puedan satisfacer su necesidad de alimento, sin peleas , sin mostrar un solo colmillo de amenaza que interfiera con el sentido comunista que doña Luz implementa en su amistad con los canes de su barrio, Fruna al encontrarse en estas dos situaciones adquiere un saber y en este caso en específico, reconoce que para poder alimentarse deberá luchar y en otras oportunidades compartir.( Echeverria,2010).
Al terminar de comer y compartir con los perros del lugar, Fruna restriega su cuerpo en las piernas de doña Luz mostrando el agradecimiento a esta fuente de alimento, luego juega un poco con Tony, un perro café , fuerte y grande que mira para los dos lados al cruzar la calle, astuto al robar bolsas de menudencias de la carnicería que esta junto al parque, que evita las disputas por el alimento o un espacio para dormir, pues es más inteligente y sagaz que el resto de los otros perros, que para el son más torpes, al parecer gusta de Fruna y de sus barbas blancas que se untan de todo desperdicio ofrecido a su boca llena de dientes amarillentos, Tony al igual que Fruna ha sido un perro callejero desde el comienzo de sus días en esta ciudad de patadas, gritos, madrazos, palo y garrote, que en muchas ocasiones sin saberse por qué razón son las caricias del día a día, un contexto fuerte donde se guerrea un lugar para descansar, donde falta el alimento, el afecto es escaso, unas comodidades básicas son inalcanzables o totalmente carentes. Es aquí donde estos perros como Tony y Fruna se constituyen y construyen como líderes de una sociedad, que les exige unos aprendizajes y que a su vez permiten una supervivencia en un contexto cada vez más difícil, un contexto que cambia y evoluciona.
En estas búsquedas de liderazgo de Tony y Fruna mantienen una forma de comunicarse con los demás y con su contexto, estas formas de comunicarse los hace distintos a otros grupos de perros en otras latitudes de la ciudad, puesto que a partir de estos lenguajes comprenden las diferentes formas de relacionarse entre ellos mismos y los demás agentes y/o sujetos que los rodean y hacen parte de su territorio, sino fuera de esta forma no se daría una identidad propia ni una construcción cultural que permita un desarrollo de comunidad establecido por estos vínculos del lenguaje que los mismos sujetos implementan y reconocen, es por esto que cada vez que doña Luz silva para llamar a sus amigos caninos y darles de comer en el platón comunista, estos comprenden de que se trata este llamado, reconocen que llego la hora de comer, de saludar y ser saludado por los demás perros habitantes del lugar, ser acariciado, peinado, acicalado, aseado palmo a palmo cuando doña Luz les quita las pulgas y las mata entre
sus dedos, es por esta razón que reconocemos como Tony juega con Fruna, se muerden, saltan y gruñen en un intento de afianzar esa amistad y cariño que se tienen el uno al otro, estos lenguajes que se originan en la experiencia de vida de estos animales son el bagaje cultural que les permite reconocer el peligro en una avenida precipitada de carros, conducidos por personas inescrupulosas que no van a parar por verlos atravesados en plena calle bebiendo de un charco que dejo una llovizna en la tarde de un martes cualquiera, no podrían comunicar la antipatía que le tienen a un chirrete que va pasando por la cuadra, al unirse a coro en ladridos hasta que termina de pasar por el lugar, estos ladridos se convierten en un significante al ser establecidos por los mismos perros como una forma de mostrar su desagrado a este chirrete que transita pasado de basuco y al cual determinan como un significado, esta imagen mental que hasta los perros más pequeños que no alcanzan asomarse por encima del muro de la terraza, hacen en su mente y reconocen al escuchar los ladridos de los demás perros que en la calle acechan y amenazan a este personaje.
En la formación que ha tenido Fruna en la vida encontramos que ella a partir de diferentes sucesos ha formalizado diferentes relaciones, en la cuadra donde habita encontró a un personaje un poco siniestro, que muy poco se le ve en la calle , se la pasa el día encerrado en su apartamento, viviendo de la pensión anticipada que le dejo su carrera militar en la cual perdió un brazo por no lanzar a tiempo una granada que tenía en sus manos en una de las practicas, su nombre es Juan Gonzales, el sale en las mañanas a llevar lo del desayuno y en estos mandados a la tiendas conoce a Fruna, que con el batir de su cola, genera una Sincronía del lenguaje como una forma de conseguir lo que se propone, un momento histórico que cambiara la vida de esta perra, conquistando el corazón oscuro y hermético de Juan, donde él comienza a preocuparse por el bienestar de Fruna, a darle de comer pepas como él llama la purina para perros, a preguntarse porque Fruna no está en la cuadra, si todo está bien, a pensar en darle un lugar en el cual pueda dormir más calientita que en el andén duro y frio de la calle, acá en este preciso momento revisamos las relaciones del lenguaje, la evolución de la historia de Fruna, la Diacronía que ha permanecido hasta este momento, hasta este encuentro con su nuevo benefactor donde Fruna encuentra un lenguaje que le procuraran una mejor calidad de vida.
A los pocos días Fruna ya tenía un espacio en el apartamento de Juan, un pequeño rincón que se adecuo con una cobija mullida para las noches frías de Mayo, una taza plástica para las pepas de 1500 pesos el kilo y un balde de una promoción de cervezas para el agua que refresca la garganta escandalosa de Fruna, que ya no es Fruna, ahora es Pinina, imposición de su nuevo amo, ahora Pinina no sale a la calle si no es con un lazo de colores que Juan compro en la veterinaria, pues lo vio en la televisión en un programa que humaniza perros y gatos, a él le pareció prudente para pasear con Pinina en el parque, ahora no se puede hacer pipí ni popo en cualquier lado, se obliga a punta de golpes de periódico hacerlo en un rincón especifico del patio, es sucio y mal visto que lo haga en otro lado de la casa, la mayoría del tiempo Juan está viendo la televisión, telenovelas, noticieros y realitys. Así todo el día y parte de la noche, igual no hay nada más en estos canales de basura, en varios momentos Pinina se queda observando como Juan se ilumina por el reflejo de este aparato que lo atrapa sin cuartel, un brillo ilusorio de buenos momentos que agarra a Pinina y la adormece en la alfombra tupida al lado del sillón de Juan.
Pinina en sus momentos más lúcidos se pregunta por este embelesamiento, esta falta de libertad que antes tenía en su deambular por la calle, como cambiaron las cosas, hasta su nombre ya no es su nombre, un lazo ahorca sus movimientos, sus impulsos, sus amistades, ya no es permitido acercarse a Tony, él tiene pulgas y está sucio dice gruñendo Juan, el encierro, este sistema opresor de Juan ya no es algo deseado, claro ella se acostumbra algunas comodidades dadas, a una zona de confort, al establecimiento de ciertas normas, a la implantación de una identidad, pero esto no quiere decir que esté totalmente ciega a otra realidad que puede ser más oscura, pero a la vez atisbar un brillo esperanzador, donde es necesario buscar la forma de resucitar en ella las luces que acompañan una libertad de expresión, de pensamientos, de formas de vida que no estén destinadas a la opresión y coerción, es aquí donde Fruna, retomando de nuevo su verdadero nombre, en un descuido de Juan al dejar la puerta abierta, en una noche de las más oscuras de noviembre, se desliza por entre las piernas de aquel amable opresor y escapa a ladrar a las luces que ve pasar.
Be First to Comment