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Lope de Vega, Fénix de los ingenios y Monstruo de Naturaleza.

Mis apreciados lectores en esta ocasión quien protagoniza esta crónica es el gran Lope de Vega, un gran referente, porque el llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de Naturaleza ( por Miguel de Cervantes) renovó las fórmulas del teatro español en un momento en el que el teatro comenzaba a ser un fenómeno cultural de masas. Máximo exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen representándose en la actualidad y constituyen una de las cotas más altas alcanzadas en la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana, autor de varias novelas y obras narrativas largas en prosa y en verso. Pienso que la vida y obra de Lope de Vega fue tan excelsa en creación y amor, que es necesario aprender un poco mas de este grande de la literatura española.

Félix Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562 – 1635

Fue un escritor español, uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los autores más prolíficos de la literatura universal. Procedente de una familia humilde, su vida fue sumamente agitada y apasionante; de placeres y lances amorosos…

Fue un niño muy precoz, leía latín y castellano ya a los cinco años. A la misma edad componía versos. Siempre de acuerdo con su testimonio, a los doce ya escribía comedias. Es posible que su primera comedia fuese, como el mismo Lope afirmaría en la dedicatoria de la obra a su hijo Lope, El verdadero amante, aunque probablemente el texto que hoy conocemos de esta comedia sufrió modificaciones posteriores a la fecha de la primera redacción. Esta tremenda facilidad para la escritura él la atribuía a un don natural.

Una persona autodidacta

Lope de Vega definitivamente era una persona autodidacta, con relación a sus estudios se sabe, que en el periodo de tiempo de ( 1577-1581) cursó cuatro años en el Colegio de los Manriques de la Universidad de Alcalá, pero no logró ningún título. Quizás debido a su conducta desordenada y mujeriega (ya en 1580 el estudiante Lope se hallaba amancebado con María de Aragón, la Marfisa de sus versos, de la que tuvo al año siguiente a su primera hija, Manuela) Por lo que Sus altos protectores dejaron de costearle los estudios. Así, Lope no consiguió el grado de bachiller y para ganarse la vida comenzó a trabajar como secretario de aristócratas y prohombres, o escribiendo comedias y piezas de circunstancias. Aun así Lope demostró su genialidad y empeño, mediante lo que seria verdadera y loca pasión, su amor por el arte, haciendo surgir añoradas realidades en sus sueños.

Debido a la composición de unos libelos difamatorios contra la comedianta Elena Osorio (Filis) y su familia, por desengaños amorosos, Lope de Vega fue desterrado de la corte (1588-1595). No fue éste el único proceso en el que se vio envuelto: en 1596, después de haber sido indultado en 1595 del destierro, fue procesado por amancebamiento con Antonia de Trillo.

Participó en la conquista de la isla Terceira en las Azores; y en la Armada Invencible

Estuvo envuelto, al menos, en dos expediciones militares: una fue la que conquistó la isla Terceira en las Azores (1583), al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra, en la Armada Invencible. Fue secretario de varios personajes importantes, como el marqués de Malpica o el duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio del duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua.

Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (llamada Belisa en sus versos), con la que contrajo matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de Madrid; y con Juana de Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida amorosa fue muy intensa, ya que mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso después de haber sido ordenado sacerdote. Entre sus amantes se puede citar a Marina de Aragón, a Micaela Luján (Camila Lucinda), con la que tuvo dos hijos, Marcela y Lope Félix, y a Marta de Nevares (Amarilis y Marcia Leonarda), además de las ya citadas anteriormente. Se podría decir que nuestro gran Lope de Vega era un hombre muy enamoradizo y apasionado.

Obras de Lope de Vega

La primera novela que escribió, La Arcadia (1598), es una obra pastoril en la que incluyó numerosos poemas. En Los pastores de Belén (1612), otra novela pastoril pero «a lo divino», incluyó, de nuevo, numerosos poemas sacros. Entre estas dos apareció la novela bizantina El peregrino en su patria (1604), que incluye cuatro autos sacramentales. La Filomena y La Circe contienen cuatro novelas cortas dedicadas a Marta de Nevares. Y a la tradición de La Celestina, la comedia humanística en lengua liberal, se adscribe La Dorotea, donde narra sus frustrados amores juveniles con Elena Osorio.

Su obra poética se sirvió de todas las formas posibles; le atrajo por igual la lírica popular y la culterana de Luis de Góngora, aunque, en general, defendió el «verso claro». Por un lado están los poemas extensos y unitarios, de tono narrativo y asunto a menudo épico o mitológico, como por ejemplo La Dragontea (1598). La hermosura de Angélica (1602) se inspira en el Orlando de Ariosto, mientras que Jerusalén conquistada (1609) se basa en la obra homónima de Torquato Tasso; cabe incluir en este grupo La Andrómeda (1621) y La Circe (1624). De temática religiosa es El Isidro (1599), y también los Soliloquios amorosos (1626). La Gatomaquia (1634) es una parodia épica.

En cuanto a los poemas breves, su lírica usó de todos los metros y géneros. Se encuentra recogida en las Rimas (1602), Rimas sacras (1614), Romancero espiritual (1619), Triunfos divinos con otras rimas sacras (1625), Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634) y La Vega del Parnaso (1637).

El Lope renovador en el el teatro, durante el siglo de oro español

Donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una larga experiencia de muchos años escribiendo para la escena, Lope compuso, a petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609). En él expone sus teorías dramáticas, que vienen a ser un contrapunto a las teorías horacianas, expuestas en la Epístola a los Pisones.

De las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope sólo recomienda respetar la unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre todo en las obras históricas, aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La Celestina): de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro y, en general, en todas las obras del Siglo de Oro; regulariza el uso de las estrofas de acuerdo con las situaciones y acude al acervo tradicional español para extraer de él sus argumentos (crónicas, romances, cancioncillas).

En general, las obras teatrales de Lope de Vega giran en torno a dos ejes temáticos, el amor y el honor, y con su fórmula de la doble acción (una entre nobles y otra entre criados) logró atraer por igual a todos los sectores de su público, desde el pueblo iletrado hasta la aristocracia culta y refinada.

La temática de Lope es tan variada que resulta de difícil clasificación

El grupo más numeroso es el de comedias de capa y espada, basadas en la intriga de acción amorosa: La dama boba, Los melindres de Belisa, El castigo del discreto, El caballero del milagro, La desdichada Estefanía, La discreta enamorada, El castigo sin venganza, Amar sin saber a quién y El acero de Madrid. De tema caballeresco: La mocedad de Roldán y El marqués de Mantua. De tema bíblico y vidas de santos: La creación del mundo y El robo de Dina. De historia clásica: Contra valor no hay desdicha. De sucesos históricos españoles: El bastardo Mudarra y El duque de Viseo.

Sus obras más conocidas son las que tratan los problemas de abusos por parte de los nobles, situaciones frecuentes en el caos político de la España del siglo XV; entre ellas se encuentran La Estrella de Sevilla, Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el rey, Peribáñez y el comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo. De tema amoroso son La doncella Teodor, El perro del hortelano, El castigo del discreto, La hermosa fea y La moza de cántaro.

El sacrilegio de Lope

En sus últimos años de vida Lope de Vega se enamoró de una moza de veinticinco años, Marta de Nevares, casada a los trece, lo que puede considerarse «sacrilegio» dada su condición de sacerdote; era una mujer muy bella, de pelo rizado y ojos verdes, diestra cantante y bailarina, como declara Lope en los poemas que le compuso llamándola «Amarilis», o «Marcia Leonarda»

Las rimas humanas y divinas (1634), último de sus poemarios, indican que ya Lope de Vega escribía por aquella era para sí mismo, para entretenerse, evadirse y distanciarse por medio de la parodia y del humor, que tan importantes son en esta colección. Pues aún hubo más desgracias: Lope Félix, hijo suyo con Micaela de Luján y que también tenía vocación poética, se ahogó pescando perlas en 1634 en la isla Margarita, en la costa de Venezuela. Su amada hija Antonia Clara fue secuestrada por un hidalgo, novio suyo, para colmo apellidado Tenorio. Feliciana, su única hija legítima para ese entonces, había tenido dos hijos: una se hizo monja y el otro, el capitán Luis Antonio de Usategui y Vega, murió en Milán al servicio del rey. Solo una hija natural suya, la monja Marcela, le sobrevivió.

Eternamente un Fénix de los ingenios y Monstruo de Naturaleza

Lope de Vega murió el 27 de agosto de 1635. Sus restos se depositaron en la iglesia de San Sebastián, en la calle de Atocha. A mediados del mismo siglo XVII pasaron a la fosa común. Doscientos autores le escribieron elogios que fueron publicados en Madrid y Venecia. Durante su vida, sus obras obtuvieron una mítica reputación. «Es de Lope» fue una frase utilizada frecuentemente para indicar que algo era excelente, lo que no siempre ayudó a atribuir sus comedias correctamente. Al respecto cuenta su discípulo Juan Pérez de Montalbán en su Fama póstuma a la vida y muerte del doctor frey Lope de Vega Carpio (Madrid, 1636), impreso compuesto para enaltecer la memoria del Fénix, que un hombre vio pasar un entierro magnífico diciendo que «era de Lope», a lo cual apostilló Montalbán que «acertó dos veces». Cervantes, a pesar de su antipatía por Lope, lo llamó «el monstruo de la naturaleza», por su fecundidad literaria.

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