Tras ‘Un Whisky con Hielo’ y «Nueva nueva visión», el músico madrileño Raúl Querido vuelve esta primavera estrenando single: ‘Motorista distraído’. Has pasado sólo algunos meses desde su lanzamiento anterior, pero las circunstancias han querido que parezca que aquello sucedió hace un siglo o, directamente, en un tiempo y un mundo aparte. Ahora, como una letanía alucinada, que se hila sobre un ritmo imparable y avanza hacia una pegadiza sorpresa final, llega ‘Motorista distraído’.
El nuevo single de Raúl Querido se publica cuando apenas comienza a plantearse una nueva etapa, llena de incertidumbre para todos, y dentro de un ámbito –el musical– donde las dudas sobre plazos y calendarios, aforos, soportes y costumbres, son el ruido que no deja de oírse a la vez que suena la música. Reacio a explicar sus letras más allá de lo que la canción pueda dar a entender, Raúl únicamente aclara un par de detalles sobre este nuevo tema: el principal que, por mucho que las notas promocionales suelan establecer las relaciones más peregrinas entre cada canción y su momento de publicación, ‘Motorista distraído’ no tiene nada que ver con el confinamiento, ni con el virus, ni casi con 2020. La canción tiene fecha anterior y, para mí, es tan intemporal como tomar conciencia de la propia fragilidad. Saber que te vas a morir… pero recordándolo de la manera más chusca. Por ejemplo, en la moto, pegando un frenazo y, con el susto, que se te corte de golpe cualquier distracción y casi la digestión; el cuerpo se queda taquicárdico, sin saber muy bien cómo has llegado hasta allí y de donde ha venido aquel pitido atronador hace un momento. Ni saber seguro si aquel semáforo, una bocacalle más atrás, se había puesto en rojo antes de llegar a él y pasarlo olímpicamente, al borde del accidente mortal, mientras la mente se centraba en cualquier otra cosa sin importancia>>.
Sobre una base que funciona como un pulso constante entre el pop y la electrónica, el madrileño encadena durante casi tres minutos una sucesión de imágenes, mezclando lo costumbrista y lo alucinado, el comentario político críptico y la metáfora descarnada, todo impregnado con un humor negro y una angustia velada, que aproxima la propuesta al tono de las canciones más existenciales de El Pardo, hasta hace poco el proyecto más reconocible del autor. Eso sí, aquí el fraseo es más contenido, la voz suena menos afectada y, en lo musical, todo es coherente con los dos lanzamientos inmediatamente previos del artista. Además, esta vez la canción se desmadra y crece justo antes de terminar, con una coda que explota, se pega y engancha, y que traerá recuerdos a cualquiera que haya viajado por España y haya hecho parada en alguna estación de servicio, especialmente de camino a Zaragoza o cruzando Albacete.
Memento mori, novela coral, narración onírica o breviario de cambios y mutaciones, el sentido de esta canción parece desconcertar incluso a su propio compositor, letrista e intérprete: Si ‘Un whisky con hielo’ era apertura y pop, y ‘Nueva Nueva Visión’ un reggaetón introspectivo… no sé bien lo que es ‘Motorista…’, pero estoy seguro de que funciona como una especie de cierre, necesario para poder seguir con otras cosas, probar otras cosas o volver a terrenos conocidos y no agotados. Además, pasa que yo suelo distribuir las cosas de tres en tres, sin darme ni cuenta, y aquí ha vuelto a ocurrir>>, explica Raúl que, para este single, ha contado una vez más con la producción, mezcla y mástering de Cristian Pallejà, trabajando junto a Ferran Resines en los estudios Caballo Grande de Barcelona. Entre todos han llevado la canción a un terreno difícil de acotar, en el que un sonido moderno no impide que se intuyan algunas de las referencias «clásicas» preferidas y recurrentes para el autor: desde las bases inagotables de la psicodelia y del primer techno alemán, hasta las canciones río, medio habladas, medio cantadas, de Arab Strap, The Fall, Apeiron o Anne Clark. Todo ello con esa extraña pero muy armónica asociación, entre el pop y lo industrial, y entre lo pastoral y el futurismo, propia de la época en que la poesía, la melodía y las máquinas se mezclaron e impulsaron la evolución del post-punk hacia el futurismo de entonces… que sigue sin perder vigencia hoy.
Precisamente ‘Motorista distraído’ –y su intimista, intrigante, contundente y extremadamente breve «cara B», ‘Café de filtro’– completan por el momento la terna de colaboraciones planteada con Pallejà. Tres singles para un total de cinco canciones, que han supuesto «el redebut» de Raúl Querido con El Genio Equivocado, publicando y trabajando de la mano de un sello discográfico por primera vez en su carrera, y cosechando ya algún pequeño hit indie en solitario.
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