No se conoce una ciudad hasta que no te pierdes por sus calles, hasta que no te empapas con cada paso de su historia. Madrid, una ciudad que abre sus puertas de par en par para que formemos parte de ella, para que absorbamos su esencia y dejemos la nuestra.
Cada barrio es una arteria por la que fluye la sangre bombeada por un corazón común. En el distrito Centro se levanta el emblemático Barrio de Las Letras, delimitado por la Carrera San Jerónimo, la Calle Atocha, el Paseo del Prado y la Calle Cruz.
Pensar que Cervantes, Góngora o Quevedo caminaron por las mismas calles que yo ahora mismo…
Mi tour comienza en la Plaza de Santa Ana, en el centro del barrio. Entre la gente que va y viene, me detengo delante de una estatua: Calderón de la Barca, escritor madrileño, Caballero de la Orden de Santiago y uno de los dramaturgos más importantes del siglo de Oro. En la misma Plaza le acompaña la figura de otro escritor, Federico García Lorca, poeta granadino, dramaturgo y prosista perteneciente a la generación del 27.
Continúo hacia la calle Atocha. Allí, la Iglesia de San Sebastián acoge a todos los feligreses, turistas y todo aquel que quiera acceder a su interior. Nacimientos, bautizos, bodas y funerales de escritores tan conocidos como Cervantes, Tirso de Molina o Lope de Vega han sido oficiados entre sus paredes. Un barrio que destaca por su esplendor literario no podía prescindir de la Calle Cervantes y de la Calle Lope de Vega, al igual que una Casa Museo, donde éste último vivió hasta su muerte; tras pasar por varios propietarios, la casa de Lope de Vega pasó a ser propiedad de la Real Academia española, convirtiéndola en un museo en honor al dramaturgo.
Cómo veis, la inspiración está servida.
Camino siguiendo las citas literarias grabadas en el suelo, como si de una alfombra dorada se tratase, por un barrio que sirvió de punto de reunión de literatos tan célebres como Moratín y Jacinto Benavente, entre otros. Una ciudad entre letras, una fuente de inspiración para que me visiten las musas mientras me pierdo entre sus calles. Barrio de las Letras y de las Musas, allí donde las palabras cuentan una historia, allí donde las palabras cobran vida.
Hasta la próxima.
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