El poemario “De minorías”, editado por Editorial SG, es un arma poderosa para el conocimiento, tanto literario como Espiritual y Natural. Si bien encontramos la versatilidad de la autora a la hora de elegir qué métrica va a utilizar, lo cual le da una calidad técnica brillante al libro, lo inapelable es su Alma, la esencia que se derrama golpe a golpe. Uno termina añorando esas llanuras verdes donde solo las estrellas importan.
Cada poema parece compuesto a propósito en determinados estilos que mezclan una clara referencia a Grecia, como a esos Sonetos españoles de profundidad que te sumergen en temas variados. Así como asistimos a ciertas celebraciones de la inquietud de describir La Mente, tenemos algunos con cierto toque que parece reivindicativo, pero sin caer en lugares comunes, al contrario, levantando cierta bandera melancólica que empuja a la reflexión y pensar, en mí caso, en cada Mujer que nos ha rodeado en la vida. Intensidad muy explícita que, repito, te deja regulando acerca de La Existencia de la Naturaleza. Y dicho sea de paso, la presencia de Ella es tan palpable en cada verso, no solo por su presencia como tal (Madre Gea) sino además al escribir imágenes con lirios, ríos, vientos y mareas.
Por otra parte nos encontramos con determinadas situaciones tan comunes y aplacadas como convulsas que, incluso, podemos percibir el dolor que genera en el trajinar diario la Injusticia, la desazón y este apocalipsis cruel que, muchas veces, nos agota. El poema “Inquietud” o “Red que nos Sujeta” no son solo latigazos por la elaborada versatilidad de un Soneto, además duelen por las imágenes, repito, cotidianas que podemos dejar pasar, como muchas veces hacemos, o sufrirlas y empatizar con un Mundo que se divide en una lucha entre la poesía y un sórdido Muro plástico.
Si tuviera que describir este libro muy brevemente diría: Magia, Técnica y Espíritu Clásico, con la Verdad de la Poesía como único ingrediente fundamental y preciso. Muchas editoriales publican para un público que no puede retener en su memoria más de dos frases que parecen ingeniosa pero en verdad tienen la misma gracia que los refranes de los sobres de azúcar. La calidez greco-española de esta escritora barre con una tendencia dispuesta a enquistarse en las Redes Sociales, pero incapaces de vender (aunque sea vender) su alma… porque carecen de ella.
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