Cuando el director de cine Fritz Lang decidió filmar la película “M” El vampiro, (Alemania 1931), que en principio iba a titularse “El asesino entre nosotros”, tuvo la intención de rodarla en los hangares Zeppelin, para lo cual se apersonó ante el hombre que los dirigía, a quien conocía de anteriores locaciones, originándose la siguiente situación:
- Mira – dijo Fritz Lang – me gustaría alquilar otra vez este lugar.
- No – contesto el encargado – No queremos alquilártelo.
- ¿Por qué no…? Pregunto el director de cine.
- Tú sabes…- Dijo el hombre.
- ¿Qué quieres decir con “Tú sabes”?, inquirió Fritz Lang.
- No te lo alquilaremos y además creo que no deberías filmar esa película.
- ¿Por qué no debería filmarla…?
- Mira Fritz – continuó el hombre – vas a herir los sentimientos de muchos que son importantes y será algo malo para ti.
Fritz Lang, que era un hombre muy temperamental, tomo al hombre de las solapas y dijo:
- ¿Por qué va a herir los sentimientos de alguien una película sobre un violador y asesinos de niños…?
- ¿Qué…? ¿Sobre qué trata la película…? ¡¡¡Sobre un violador y asesino de niños!!!
En ese instante, Fritz Lang notó algo debajo de la solapa del hombre, la dio vuelta y se encontró con una cruz esvástica; era un miembro del partido nazi y había creído ciertamente que el título “El asesino entre nosotros” sería una película contra el nazismo.
Esta situación, extraída del libro “Fritz Lang en América” (1972) del autor Peter Bogdanovich, refleja el clima imperante en la Alemania de aquellos años.
Pero “M” El vampiro, su director y los pormenores de su realización, cobran actualidad en estos días que nos tocan vivir.
Fritz Lang, que era un estudioso de las conductas humanas – esto es algo que se refleja en toda su filmografía – para poder determinar cuál era el crimen más odioso y repugnante, mantuvo entrevistas con personas de toda extracción social (criminólogos, asesinos, ex convictos, psiquiatras, penalistas, guardia cárceles, sociólogos, periodistas en temas policiales, etc.), llegando a elaborar un ranking de horrores donde quedó establecido que el más espantoso era violar y asesinar niños.
Tras lo cual había decidido hacer esta película.
Pero, en ese ranking de atrocidades, perfectamente documentado, a escasa distancia, en esta tremenda “escala de valores”, estaban las amenazas anónimas.
¿Por qué?
Porque según esta investigación, detrás de cada amenaza anónima, se oculta un asesino en potencia, una mente enferma y/o un cobarde asustado, y porque cada amenaza anónima puede provocar daños impredecibles en quien la recibe y su entorno familiar.
Este estudio fue realizado en el año 1930 y a la luz de lo que leemos a diario, tiene total vigencia y viene a confirmar la teoría de que, en siglos venideros, los antropólogos, sociólogos, juristas, urbanistas, etnólogos y toda clase de investigadores que quieran saber cómo vivía el hombre en siglos anteriores, tendrán que realizar la placentera tarea de ver cine.
Para finalizar, solo quiero sugerirles que, cuando puedan, vean la película “M” el vampiro, analicen su final y no se olviden de Fritz Lang.
P.D.: Al asumir el poder el partido Nazi, le ofrecieron a Fritz Lang la dirección de la Cinemateca Alemana, este finge aceptar y esa misma noche, abandonando a su esposa, Thea Von Harbou que se había adherido al nazismo, escapó a París en tren, para luego continuar su carrera en los Estados Unidos.
Be First to Comment