La Odisea
La Odisea ha sido, es y será probablemente una de las obras de referencia de toda la literatura occidental. Compuesta poco después que la Ilíada, hacia finales del VIII a. C., nos presenta más que una historia épica, un relato de aventuras en la que encontramos gran variedad de ambientes, figuras y temas. Una de las aportaciones más importantes es el tema del viaje y lo que ello supone, tema recurrente que encontramos en la literatura posterior con una importancia esencial.
La Odisea, como el propio título nos señala, tiene un hilo conductor, Odiseo o Ulises, héroe de la guerra de Troya, cuyo viaje de vuelta hacia Ítaca presenciamos. Ulises no es un gran guerrero como por ejemplo Aquiles, Ulises destaca por su ingenio, por su astucia. En la obra homérica podemos comprobar cómo una y otra vez destacan sus mañas, sus ardides, algo que en la película dirigida por Mario Cameni no es tan destacable. Destacable es en la historia de Polifemo, cuando nuestro héroe oculta su nombre para evitar que el cíclope obtenga ayuda.
Si la Ilíada es el gran poema épico, la Odisea es la gran “novela” de aventuras, centrada en un personaje que no solo se ciñe a la violenta y cruel lucha sino que se llena de un mundo interior y de mañas con las que enfrentarse en ocasiones a los mismos dioses. La heroicidad de Ulises se basa en el hecho de conseguir volver a su tierra, a Ítaca, desde la arrasada Troya, tomada gracias a su ingenio. Estamos, según Adorno y Horkheimer, ante el último gran héroe antiguo y el primero moderno.
La Ilíada obtiene su nombre de un lugar; ahora nos encontramos con una obra que toma el nombre de un personaje, de un hombre, Odiseo (Ulises es la variante romana), el centro de toda la narración, el hilo conductor de toda la historia.
Así, aún estando ausente, en la “Telemaquia”, nombre que reciben los cuatro primeros cantos en los que el hijo Telémaco es el “presentador”, la referencia sigue siendo Ulises.
La historia
En la obra de Homero la narración comienza, tras un breve paseo por el mundo divino, describiendo la situación en Ítaca veinte años después de la partida de su rey y diez años tras la caída de Troya. Penélope, la esposa, y Telémaco esperan impacientes, desesperados y ya poco confiados, la vuelta del rey mientras los numerosos pretendientes de la reina la acosan esperando ocupar el lecho y el trono de Ulises a la vez que “saquean” sus riquezas.
En la película la historia comienza, tras una breve presentación del ambiente que se vive en el palacio del rey de Ítaca y de un rápido vistazo por el final de la guerra de Troya y la maldición de Casandra, con la llegada de Ulises a las tierras de de Alcínoo y de su hija Nausica.
Nuestro héroe ha perdido la memoria; no recuerda tan siquiera su nombre ni su historia. Nausica lo encuentra y lo pretende, tras demostrar él su valía, por esposo. Poco antes de la boda, la mente de Ulises se recupera y se nos presenta su historia en un flashback; al igual que en la obra literaria es el propio Ulises quien cuenta sus andanzas.
El centro del poema homérico, desde el canto VIII al XII, es en el que el propio Ulises, llegado a Feacia, narra en primera persona su viaje de regreso. La diferencia con el aedo Demódoco, inspirado por las musas y gran cantor, es evidente: la emoción. Demódoco ha contado la toma de Troya gracias al invento de Ulises el cual no puede contener las lágrimas.
No estamos ante una historia impersonal, de héroes lejanos o dioses arcaicos, sino ante la propia vida del narrador, ante sus pesares y esfuerzos; estamos no sólo presentes en la narración de una vida sino de una llena de fuerza interior. Un repaso por varios personajes de la Odisea nos mostrará uno de los grandes logros de Homero en esta obra que no es otro sino la riqueza interior de muchos de sus actores, dotados, podríamos decir, de un bien trazado perfil psicológico individual.
La historia del retorno de Ulises nos adentra en un mundo fantástico, no solo plagado de dioses que juegan con nosotros sino con un cuadro tintado con la pluma del folklore.
Tras leer la obra y ponerse en manos de la película, nos enfrentamos lo primero ante un aspecto absurdo, pienso, y tremendamente llamativo. Si por un momento hacemos un recuento y clasificación de las historias que cuenta Ulises, podríamos agruparlas en dos grupos importantes: las verdaderas y las falsas. Al analizarlas nos damos cuenta de que son precisamente las falsas las que son verosímiles mientras que ocurre lo contrario con las verdaderas.
En Homero, cuando regresa a Ítaca bajo la apariencia de mendigo ayudado por la intercesión de Atenea, nos habla de que ha sido secuestrado por unos piratas fenicios que tenían la intención de venderlo como esclavo. Nada hay de inverosímil y, sin embargo, es incierto; es una invención, una mentira que cuenta en su provecho para ocultar su verdadera identidad, como tantas otras. Sin embargo, el encuentro con un cíclope o con las sirenas es cierto.
Novela vs. película
Al ver la película me llamó la atención el hecho de saber que Ulises es un “mentiroso”; esto me puso en duda en relación a cómo había sido adaptada la obra a la gran pantalla. Ulises dice no recordar nada, haber perdido la memoria, y tuve que estar a la espera para saber si era cierto o se trataba de un ardid más. La mentira, arte tan poco noble, es extraño presenciarlo en un gran héroe.
No obstante se trata de un arma más en el arsenal de nuestro viajero. El engaño será el que lo salve junto a parte de sus compañeros de las garras del cíclope Polifemo.
Como hemos comentado antes, en Homero ese engaño contribuye a evitar que todos terminen en el estómago del hijo de Poseidón mientras que en la película más bien es la astucia simplemente.
Esta habilidad de nuestro protagonista no es en absoluto desdeñable a pesar de que peque de imprudencia cuando con su voz provoca que Polifemo conozca aproximadamente dónde se encuentra su barco y les lance una piedra.
En la obra de Homero ayudado por Atenea y en la película por iniciativa propia, es la astucia también la que logra que salga victorioso del encuentro con los “cantos de sirena”. En Homero la diosa dirige su camino dándole las instrucciones necesarias aunque eso no es óbice para que evite las desgracias. Así, atado al mástil del barco, padece el embriagador aroma del canto de las sirenas mientras sus compañeros, con los oídos taponados con cera, reman para salvar la tentación.
La estancia con Circe y el viaje al Hades es lo que más cambiado está en la adaptación, fiel en líneas generales, junto con la llegada a Ítaca y sus primeros pasos en ella.
En la adaptación, si bien llega como mendigo al igual que en la obra literaria, se prescinde de dos personajes principalmente, Melantio, el cabrero y, sobre todo, Eumeo, el porquero, con el fin de aligerar la historia, al igual que se prescinde del encuentro posterior con el padre.
Lo que es más que llamativo es que tanto el director Mario Camerini en su película como nosotros en este artículo reflejemos la aparición del perro, el único capaz de reconocer a Ulises a primera vista. Si bien no es algo decisivo, sí nos resultó curioso sobre todo porque se trataba de su perro, al que cuidaba y gran cazador, antes de partir para Troya. Teniendo en cuenta que ha tardado veinte años en regresar estamos ante el Matusalem de los canes.
La venganza está tramada y el papel del arco de Ulises juega un papel importante aunque el plan haya sido tramado por otras personas.
Para conseguir a Penélope, que ha estado tres años tejiendo el velo para su supuestamente difunto esposo por el día y destejiéndolo por la noche, los pretendientes tendrán que demostrar su valía consiguiendo pasar una prueba que solo Ulises, con la ayuda de la “ojizarca” Atenea, podría conseguir.
Ese arco será el instrumento que dé muerte a gran parte de los pretendientes; todos aquellos que deshonraron al gran rey, al héroe, verterán su sangre para purgar su vileza, comenzando por Antínoo.
El viaje ya ha finalizado, la venganza ya ha tenido lugar y ahora podemos observar cómo lo importante, lo interesante, no es el final sino el camino que nos conduce hasta él.
Ficha técnica
TÍTULO ORIGINAL Ulisse
AÑO 1954
DURACIÓN 95 min.
PAÍS Italia
DIRECTOR Mario Camerini
GUIÓN Franco Brusati, Mario Camerini, Ennio De Concini, Hugh Gray, Ben Hecht, Ivo Perilli, Irwin Shaw (Poema: Homero)
MÚSICA Alessandro Cicognini
FOTOGRAFÍA Harold Rosso
REPARTO Kirk Douglas, Silvana Mangano, Anthony Quinn, Rossana Podestà, Sylvie, Daniel Ivernel, Jacques Dumesnil, Franco Interlenghi, Elena Zareschi, Evi Maltagliatim Ludmilla Dudarova, Tania Weber, Piero Lulli, Umberto Silvestri, Gualtiero Tumiati
PRODUCTORA Dino De Laurentiis
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