Desde la revista Lenguas de Fuego me propusieron la lectura del libro “Abrazado por la muerte”, de Daniel Guepard, para posteriormente preparar una serie de preguntas al autor sobre la obra, o sobre lo que me apeteciera saber sobre él. Por aprecio a la revista, y como reto, me pareció una idea atractiva a pesar de no haberme planteado nunca entrevistar a nadie. Tras la lectura del libro mencionado surgieron algunas cuestiones que paso a proponer al auténtico protagonista:
José Luis León Padial: El libro arranca en Barcelona, el día 26.03.2020, ¿por qué esa fecha si realmente comenzó a ser atendido médicamente el 31.03.2020?
DG- Mi suegro había fallecido hacía unos días como consecuencia del coronavirus, aunque ese diagnóstico es personal y no profesional.
Ese día, el 26.3.20, tenía mucha fiebre, me costaba respirar, y la situación iba empeorando.
No quería acudir al médico, quería estar en mi casa con mi esposa e hijos. No obstante, mi esposa con gran atino, al ver que mi situación empeoraba, decidió telefonear al 112 y en unos minutos una ambulancia me llevó al hospital. Estuve más de dos meses sin poder ver a mis seres queridos por el confinamiento.
JLLP: ¿Pensó en las Maras salvadoreñas por algún motivo concreto antes que en cualquier otra organización del planeta? Gracias por presentarme a las pupusas (tortilla de maíz gruesa hecha a mano), prometo buscar probarlas.
DG- Días antes de la muerte de mi suegro, mi esposa y estuvimos en un restaurante salvadoreño por primera vez. Cuando, ya en la UCI, mi mente comenzó a hilvanar recuerdos y sensaciones, supongo que dio con una información leída en la prensa algunas semanas antes sobre la sección de la mara 18 salvadoreña. Y como en las alucinaciones, así como en los sueños se hacen extraños emparejamientos, ese yo interior, desconcertado por la enfermedad, se vio secuestrado por la Mara 18.
JLLP: ¿Sigue pensando a día de hoy que algo hay de realidad en su secuestro? Si no es así, ¿cuántos días duró esa creencia? ¿Llegó a creer real la explosión de la bomba en el hospital?
DG- No puedo precisarle cuántos días duró esa creencia, ya que estaba totalmente sedado. No obstante, recuerdo los detalles que explico en la novela.
La explosión de la bomba fue un suceso, para mí real, que me hizo llorar muchísimo, pues estaba convencido de que por mi culpa habían muerto personas inocentes.
Cuando salí de la UCI y me llevaron a una habitación, me devolvieron mi teléfono móvil. La primera pregunta que le hice a mi esposa fue que cuántas personas habían fallecido como consecuencia del acto terrorista. Así de convencido estaba.
JLLP: ¿Qué opina de los comportamientos políticos en esta crisis sanitaria?
Aunque no entro en disquisiciones políticas, hay dos aspectos para mí insoslayables: 1) La Covid-19 cogió al mundo por sorpresa, desprotegido y sin capacidad de respuesta ordenada conforme a criterios científicos y de estrategia frente a esta pandemia, y 2) se convirtió en arma arrojadiza para acusar de ineptitud al adversario político. Entretanto, la gente enfermaba y moría a ‘raudales’.
JLLP: ¿Cómo imagina el mundo, tu vida y la sociedad en unos años?
Desde una perspectiva bíblica, la cual es siempre la base de mi primer análisis, 1) el hombre ha demostrado ―salvo escasas excepciones― su incapacidad de gobernarse a sí mismo y de aunar esfuerzos pensando ante todo en el bien común. 2) Como esa incapacidad se anticipó en la Biblia, estoy convencido de que solo mediante una intervención divina en el curso de la vida humana sobre la Tierra podrá reconducir al hombre hacia un futuro genuinamente esperanzador.
JLLP: Independientemente del secuestro descrito y la realidad percibida durante su período de coma hospitalario, ¿recuerda algún suceso, visión o sensación con el más allá o considera que no llegó tan “lejos” en el proceso de la enfermedad?
No. No creo en “el más allá” o en que el ser humano siga viviendo después de la muerte. Creo en una resurrección para vida, aquí, sobre la Tierra en un futuro no lejano.
Mis alucinaciones me mantuvieron en esta esfera de vida, pero fueron tan reales, que yo me sentí huir por entre las tupidas selvas salvadoreñas…
JLLP: ¿Qué le sugieren los tres 6 que comentas tan frecuente en todo el relato? ¿Cree realmente en la existencia del diablo?
Según la numerología bíblica, el 6 es símbolo de imperfección. Desde luego, pocos temas bíblicos han suscitado tanto interés e inquietud como la profecía de la marca, o nombre, de “la bestia salvaje”: el 666. Ha sido objeto de especulaciones en televisión, en Internet, en películas, y libros.
Hay quien ha dicho que es la marca del anticristo bíblico; otros, que se trata de una forma de identificación forzosa, como un tatuaje o un microchip implantado, que mediante un código reconoce que el portador es siervo de la bestia. Y aún hay quienes creen que se refiere al papado. Para ello argumentan que, tomando como numerales romanos las letras de Vicarius Filii Dei, variante de un título oficial del sumo pontífice, y realizando ciertas operaciones, se obtiene el 666. O que puede llegarse a esta cifra partiendo del nombre en latín del emperador romano Diocleciano o de la traducción al hebreo del nombre del césar Nerón.
Estas propuestas no dejan de ser fantasiosas, interpretaciones ilusorias que son muy diferentes de lo que las Santas Escrituras dicen, al menos tal y como yo, por ser Testigo, lo entiendo. La Biblia, en el Apocalipsis, llama a este número ‘la marca de la bestia’, y lo atribuye a la organización política humana, pues lo llama “número de hombre”: Por ser el 6 símbolo de lo imperfecto, y aparecer en los tres órdenes (unidades, decenas y centenas), subraya la imperfección de esa organización humana y su proclividad a comportamientos fieros, brutales, como los que han dado origen, por no remontarnos al pasado remoto, a dos guerras mundiales y los inhumanos excesos que han producido genocidios de tan nefando recuerdo como el Holocausto nazi, y los más cercanos en África y otros continentes. Desde luego, para entenderlos bien hay que ceñirse al contexto profético en el que se mencionan.
JLLP: ¿Sigue perteneciendo a los Testigos de Jehová? ¿Qué papel, si alguno tuvo, jugó esa opción religiosa durante tu enfermedad tanto de ayuda como de enfrentamiento por ejemplo contra las terapias hemáticas? ¿Podría darnos unas pinceladas breves sobre las principales creencias de los Testigos de Jehová y sus diferencias con la religión católica que es la que más podemos llegar a conocer la mayoría?
Sí, naturalmente. En lo que respecta a la ayuda, jugó un papel fundamental, pues siempre tuve la cercanía de mis compañeros de fe, así como su ayuda de muy diversas maneras, que describo en la novela. En cuanto a las terapias hemáticas, como se trata de una toma de decisión personal en el caso de todos y cada uno de los Testigos, por lo general no necesitamos mucho más apoyo que el explicitado en el DIP (Documento de instrucciones previas), donde ya había hecho en su día mi declaración personal en contra de tratamientos hemáticos o cirugía transfusional. Este documento es respetado como la manifestación de nuestras ‘últimas voluntades’ por la clase médica. Pero en él también manifestamos nuestra disposición a terapias alternativas, que las hay y se han implementado notablemente en el último lustro.
En cuanto a las diferencias con la fe católica, las hay.
Pero empiezo por decir que mi visión del “otro” no parte de diferencias. Procuro ver a los demás como lo que esencialmente son, personas humanas como yo. Primar las diferencias puede colocarnos en un plano de superioridad moral muy poco edificante. No obstante, para no extenderme, le señalo algunas diferencias doctrinales para las que nos fundamentamos en la Biblia.
- El Reino de Dios, del que habló Jesús, a diferencia de la creencia católica más generalizada, que afirma que es un sentimiento interior de cercanía con Dios, para el Testigo es un gobierno real que ha de traer innumerables beneficios a la Tierra, como el fin de la maldad, las injusticias, las desigualdades de cualquier tipo… Por eso Jesús, cuando enseñó a orar a sus discípulos, les dijo: “Debéis orar así: “[…] Venga tu Reino. Hágase tu voluntad en la Tierra como se hace en el cielo”.
- Dios, Jehová, no es la misma persona que Jesús, de quien se dice que es el primogénito y unigénito de Dios, ser creado.
- No creemos que haya un lugar llamado infierno, pues el concepto en sí mismo es contrario a la naturaleza divina, que es amor.
- No creemos que el cielo sea el último destino de quien Dios considere dignos. La Biblia habla de una Tierra renovada como lugar futuro de vida para la humanidad que ha ejercido fe.
JLLP: ¿Ha llegado a bautizarte?
Sí, desde hace ya décadas.
JLLP: Hay una parte donde un dialogo intenta explicar su fe en Dios tomando como base Su Palabra. Esa Palabra está escrita por personas cercanas a Él que podrían haber “modificado” matices que puedan resultar atractivos para el que busque creer. ¿Puede ser eso un riesgo en la consolidación de esa Fe sólo por la lectura de esa Palabra?
Sí, pero también no. Me explico.
Sí. La Biblia fue escrita por unos cuarenta amanuenses. En sus escritos está la impronta de su personalidad: léase Pedro, impulsivo, extravertido, sencillo, a diferencia de Pablo: reflexivo, incansable, notable argumentador. Dios permitió que todos y cada uno de estos hombres dejaran traslucir su personalidad y el empleo del vocabulario afín a su época y a sus conocimientos y formación…
No. Dios no dejó que en sus escritos prevaleciera la interpretación del escribiente. Dios controló en todo momento el ‘acabado’ final y la enseñanza que él quiso transmitir. ¿Lo entendieron así aquellos hombres? Permítame tan solo una referencia bíblica de las muchas que podrían emplearse: “Pues, ante todo, ustedes saben que ninguna profecía de la Escritura procede de una interpretación personal. Porque nunca se ha hecho una profecía por voluntad del hombre, sino que los hombres hablaron de parte de Dios impulsados por espíritu santo” (2 Pedro 1:20, 21)
JLLP: ¿Volvería a ocuparse de su suegro sabiendo hoy todo lo que sabe y todo lo que es posible que ocurra por ello?
DG- Sin ninguna duda lo volvería a hacer, con todas las consecuencias que eso ha implicado.
JLLP: Ramón, un personaje como bien lo define. ¿Sigue algún tipo de relación con él? ¿Algo que completar de lo dicho sobre él?
DG- Ramón es una persona muy especial para mí, por sus sentimientos humanos, su cercanía, su mirada cristalina. Probablemente él no sepa nunca por su discapacidad intelectual, a causa del síndrome de Down, cuánto me ayudó.
A través de su hermana Cristina, mantengo el contacto con él.
Los dos son personas maravillosas. ¡Nunca los olvidaré! ¡Son parte de mi vida!
JLLP: Hay una frase con la que coincido plenamente: “en el momento que dejamos de aprender, dejamos de vivir, viviendo…”. ¿Sigue aprendiendo?
DG- Me afirmo en esa declaración y añadiría que, tan importante como aprender es la autocrítica. Aprender es una maravilla, a medida que entiendes cómo funciona la vida, que es un dar y recibir, aprecias muchísimo el seguir aprendiendo. Un ejercicio precioso de humildad y modestia, todo lo contrario al orgullo y la arrogancia.
JLLP: Menciona a su esposa, que también pasó la enfermedad. ¿Cómo está ella hoy en día?
DG- Haber superado la enfermedad y estar juntos nos llena de paz interior. Debo decir, sin presunción alguna, que somos felices. Llevamos 38 años casados y, la quiero más que el día en que la conocí. Para mí, es mi mejor amiga, mi paño de lágrimas, una persona insustituible.
JLLP: ¿Se adaptó finalmente el cuarto de baño de su casa o todas aquellas promesas quedaron en nada?
DG-Mis amigos hicieron más que tan solo el baño, hicieron otros arreglos pequeños en la casa para que estuviera cómodo. Como se puede imaginar, ver el cariño y el amor en acción es una gran emoción. Puedo decirle que me siento muy honrado. La amistad verdadera no tiene precio.
JLLP: Otra frase: “un amigo verdadero es un hermano para cuando hay angustia”. ¿Aparecieron esos hermanos o se quedan en la frase?
DG-Aparecieron y siguen a mi lado.
Cada día me dan muestras de su amistad sin esperar nada a cambio.
Si fuéramos capaces de darnos cuenta de los regalos que cada día recibimos, una sonrisa, una palabra amable, una puesta de sol, el cariño de nuestra familia, ¿no cree que seríamos más felices y menos egoístas? Estoy seguro de que podríamos enfrentarnos a los problemas de la vida con mayor entereza.
JLLP: Juanjo e Isabel, tanto monta, monta tanto. Son importantes los profesionales, pero tan importantes son los humanos que nos hagan aprender a saborear los pequeños placeres que son los que realmente nos dan felicidad. ¿Comparte esa opinión?
DG- Sí. Pero debo insistir en que Juanjo e Isabel me ayudaron muchísimo, no solo poniendo su saber al servicio de mi recuperación, sino dándome el cariño necesario para que no cejara en mi empeño de volver a caminar.
Otras personas, la señora de la limpieza, las auxiliares de enfermería, los celadores, la cocinera del hospital, cada uno puso su granito de arena para hacer más liviana una carga que prácticamente es muy difícil de llevar con cierta alegría y positividad.
Le cuento una anécdota. Cada día las enfermeras me traían un café con leche, para ello debían cambiarse de ropa e ir a otra planta a comprarlo a una máquina, volver a la planta donde yo estaba, volverse a cambiar de ropa y darme ese preciado regalo. No solo me lo traían, me lo regalaban comprándolo con su dinero. Sus caras me decían que querían verme feliz.
Las llamadas telefónicas de mi esposa, mis hijos, mis amigos, fueron determinantes en mi recuperación. El día que me dieron mi teléfono móvil, después de unas tres semanas en la UCI, tenía unas 2000 llamadas y WhatsApp. Toda una muestra de cariño.
JLLP: 26 de mayo, le dan el alta. ¿Qué significa esa fecha? ¿Se acuerda de aquella primera cerveza tras su paso del hospital? Yo también soy muy cervecero y entiendo ese primer trago tras un período amargo.
DG-Estaba convencido de que no saldría con vida del hospital. No me sentía triste por mí, solo pensaba en mi amada esposa y en mis hijos. El que me dieran el alta hospitalaria, que no es lo mismo que el alta de mi enfermedad de la que aún estoy en baja médica, significó una gran alegría. Mi casa estaba llena de globos y de carteles dándome la bienvenida.
Aquella cerveza fresca que mi esposa guardaba celosamente en la nevera me sentó de maravilla. Un trago de libertad.
JLLP: Por cierto, comenta que se ha relacionado con profesionales tan diversos que parece fuera inventor de imposibles, ¿cuál es su profesión?
DG-Me he dedicado a diferentes actividades, seguros, banca, tiendas online, ideólogo para empresas, etc.
JLLP: Por último, ¿cómo se encuentra a día de hoy físicamente? ¿Nota alguna secuela? ¿Mantiene algún temor? ¿Sigue percibiendo el enjambre en su cabeza? ¿Se ha secado el libro caído al río que se iba empapando conforme la corriente lo arrastraba?
DG-Diría muy feliz. Me fijo metas a muy corto plazo, tan solo duran un día. Al día siguiente reemprendo las inacabadas y me fijo otras nuevas, agradeciendo el regalo de ese día. No se puede comer por el día siguiente. Permítame recordar la Oración del Padrenuestro, tantas veces repetida y tan poco meditadas, donde en parte nos dice… “Danos el pan para este día…”.
Secuelas, aún tengo varias. Una trombosis profunda severa en mi pierna derecha, dolores articulares, ahogo al caminar, etc.
El enjambre de abejas ha pasado a ser una melodía serena. Tengo y disfruto de meditar en todas las respuestas a las preguntas que mi atribulada mente tenía.
El libro caído que iba río abajo… ha dejado de ser arrastrado por la corriente.
Eso es todo. Agradecer a Daniel el atendernos y darnos la oportunidad de poder conocer mejor su obra y su persona. Le deseamos lo mejor y una completa recuperación. Ojalá todo quede en un mal recuerdo, en un mortal abrazo esquivado. Un abrazo, pero de los de verdad, de aprecio y cariño.
https://www.bubok.es/libros/265239/Abrazado-por-la-muerte
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