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¡Valiente dos mil veinte!

Ya, ya te acabas, valiente 2020, ya tu inconmovible y tan sibilina guadaña agota su criminal filo, tras haber sesgado tantas vidas y más vidas, que jamás se imaginaron tan fatal final, y haber trastornado tantas y tantas más. Cierro los ojos. Cierro los ojos y veo dolor por doquier, y también mucha sed de esperanzas y muchos sinérgicos esfuerzos; quiera Dios y la providencia que la década que ya mismo comienza nos sirva al género humano para sacar lo mejor de sí e inaugurar una nueva era donde la salud, la paz, el amor, la luz, la concordia y la prosperidad encuentren su mejor camino.

¿Quién te iba a imaginar, valiente 2020, quién?

Aunque se dice que no hay mal que por bien no venga, ¿quién sabrá, y no, interpretar el tamaño golpe de atención que has dado en la mesa del planeta, el mazazo que nos lo ha puesto todo tan patas arriba? ¿A qué nos sabremos sujetar? ¿Qué y cuánto nos queda por aprender y quién o qué nos lo sabrá enseñar? Desde luego que un mar de provechosos interrogantes se nos han abierto paso, cual sucede en las crisis, a todos los imaginables niveles; y ya se sabe que una crisis, aparte de un abanico de vulnerabilidades y daños varios, comprende otro de oportunidades. ¿Sabremos formular las preguntas adecuadas y dar en consecuencia con sus respuestas? ¿Aprenderemos la lección, aun al precio que sea, o no (y, en ambos casos, entonces qué)?

Si, como se dice, a río revuelto, ganancia de pescadores, no faltarán quienes, anclados en la vieja mentalidad, traten de aprovecharse en sus solícitos beneficios de poca monta, haciendo sus tristes agostos; ni tampoco quienes, con mayor y mejor conciencia, sepan iluminarnos y esperanzarnos. Lo cierto es que la humanidad se ha tomado un señor revulsivo y no están nada claras sus consecuencias ni sus efectos. ¡Ojalá impere el bien y todo esto no sea el comienzo del fin, sino el principio de un pletórico y de lo más dichoso amanecer!

¡Valiente 2020, ya, ya acaba tu crudelísima tiranía, ya tu horroroso y terrorífico reinado, ya te hundes en la noche de los tiempos! Amanece, con el testigo de tus secuelas esparcidas por toda la faz de la tierra y el coronavirus campando a sus anchas por doquier, 2021, año aupado en millardos y millardos de oraciones, investigaciones y apuestas, dispuesto a doblegarte; y toda la humanidad casi hecha una piña con él. ¿Quién podrá más?

¡Valiente 2020, qué inocentes y primos fuimos al pensar que aquello no saldría de Wuhan, que las correspondientes autoridades sabrían ponerle coto! ¡A todos nos burlaste! ¡Qué mala uva la tuya; bien contento puedes estar, año fatídico y demencial, que nos has dejado de lo más escarmentados!

¡Valiente 2020! ¿Por qué, en vez de hacer el bien sin mirar a quién, te has salido tanto de madre? ¿Por qué y para qué? Habrás de pasar a la historia como el año más negro de generaciones y generaciones. ¿No te da vergüenza, cabeza de chorlito? ¿Es que acaso perdiste la chaveta y te volviste loco?

Bien presente tengo, y hago mías, las lamentaciones de Jeremías. Pero ya tus días están más que contados, 2020, y en marcha las vacunas, que bien deseo acertadas, aunque nos consta que serás malo y pernicioso hasta la última gota, cacho cabrón. ¡Qué ganas de perderte de vista!

En lo que me atañe, has sido dadivoso de verdad, sí, y te lo digo para fastidiarte. ¡Menuda cosecha de espléndidos artículos para esta revista me has regalado, tan centrado como estabas en el mal! ¡Mejores presentes jamás hubiera yo podido recibir de ti, cutre alimaña, pérfida aspid, perro! ¡Ojalá la Covid-19 se curase con la tinta o el buen pan, porque ibas a ver las estrellas con la magia que con tales sé hacer! ¡A latigazo limpio sacaría al tan contagioso virus de este hermoso templo que es nuestro planeta Tierra, y sin ninguna clase de contemplaciones! ¡No fueses una maldita nave klingon! ¡No! ¡Que, a bordo de la invicta Enterprise, el Almirante Kirk te las sabría entender! ¿Dónde estás, Spock? ¿Dónde la Federación Unida de Planetas? Toda la Galia está ocupada por los romanos. ¿Toda? ¡No! ¡Venga, druida Panoramix, revélanos la fórmula secreta de la Poción Mágica! ¿Dónde estás, Súper Ratón? ¿Dónde, Profesor Bacterio?

Como ves, valiente 2020, bien sé hacer de tripas corazón y cantar a la esperanza y animar a las gentes y también orar. ¡No te tuviese a tiro, que me ibas a conocer; por mis lacias y grises barbas que sí!

¡Que 2021 sea un bálsamo milagroso, nos traiga mucha salud y prosperidad y mucha luz, que esto se está pasando de castaño claro a oscuro!

¡Que esta carta de despedida –¡a tomar vientos, 2020!– sea una bendición para tu sucesor!

¡Feliz, saludable y próspero 2021, mis muy queridos/as lectores/as!

¡Loor!

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