DE MUDANZA
Sube de nuevo a la habitación, y abre las ventanas para dejar que los recuerdos escapen. Recoge la ropa y objetos de valor sentimental, para guardarlos con cuidado en cajas. Lo deja todo recogidito a la entrada y espera a que los asistentes sociales vengan a llevársela.
Sentada en el umbral de la puerta, piensa que la vida se le ha pasado en subir, abrir, dejar, recoger, guardar, dejar, y esperar. Ahora que ya es vieja, y se ha quedado sola, ve que sus sueños son tan pocos, que caben en seis cajas de cartón.
PATRIA
Llegamos de madrugada. Uno tras otro, alejándonos a escondidas de la playa. Todavía el cielo nos prestaba su amparo. Aún la luna se ocultaba tras la cortina oscura de las nubes. Éramos siete, solos en la oscuridad del camino. Cualquiera que nos viese pensaría de qué huíamos. Cualquiera que nos encontrara, podría pensar, al ver nuestro aspecto chorreante, que veníamos escapados del abismo. El cansancio, como losa de piedra, atenazaba nuestros pasos. Así estábamos los siete, sentados bajo una encina, acurrucados a la sombra de la noche y esperando la llegada del sol, con la esperanza de ser acogidos en esta nueva patria.
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