La Muerte, para los grandes cineastas del mundo, ha sido un tema de permanente desvelo a lo largo de toda la historia del cine.
Cada uno de ellos, de acuerdo a su formación cultural y a su modo de ver la vida, le ha dado al tema de la muerte un enfoque diferente.
En “El séptimo sello” de Ingmar Bergman, el protagonista se enfrenta a la muerte en una partida de ajedrez, algo que muchos admiradores del gran creador sueco han considerado sublime y genial.
En 1973, Leonardo Favio dirigió a Rodolfo Beban en “Juan Moreyra,” ubicando al personaje, herido y delirando por la fiebre, en una secuencia visualmente hermosa, jugándose la vida frente a este misterioso ente, en una partida de truco.
En “All that jazz” del genial Bob Fosse, la muerte se corporiza en la belleza de Jessica Lange, una muerte hermosa y sensual que, ya sobre el final, en una escena de equilibrado erotismo, envuelve al protagonista en un abrazo y lo besa apasionadamente.
En “El lado oscuro del corazón” Eliseo Subiela propone un juego de seducción y rechazo, entre la muerte (Nacha Guevara) y el poeta (Darío Grandinetti).
Basándose en un cuento de Adolfo Bioy Casares, Leopoldo Torre Nilsson, concibió un film extraordinario, adelantado varias décadas a su época: “El crimen de Oribe”, en el se plantea la posibilidad de detener el tiempo, para evitar la muerte.
Cuando Sergei Eisenstein filmó “Que viva México” se inspiro en una ancestral tradición azteca, y mostró el culto que los mexicanos conocen como el de “la señora muerte”.
Estos son unos pocos ejemplos, entre los muchos que existen en el cine, sin embargo, lo que mas ha activado ese misterioso fenómeno químico que pone en funcionamiento la curiosidad del hombre, frente a lo metafísico, ha sido, sin duda, el mitológico encuentro entre Eros (el sexo) y Thanatos (la muerte), del que pareciera surgir un axioma: el sexo y la muerte van de la mano, como algo malo, un prejuicio, cuyos orígenes habría que buscar en muy antiguas culturas represivas o en viejas creencias religiosas; un preconcepto que, afortunadamente, con la apertura en materia de educación sexual y el “aggiornamiento” religioso, ha cambiado, para bien de la salud física y mental de la humanidad.
El cine es un arte en movimiento, evoluciona constantemente y se nutre de todas las manifestaciones artísticas que el hombre ha sabido desarrollar, y como todas las artes, ha tratado los grandes temas universales, bebiendo en la fuente de inspiración mas importante que existe y que es el origen de todo misterio, la Vida.
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