Esta guerra tiene olor a petróleo- dice uno de los personajes de la película “Hijo de hombre”, filmada en los sesenta por Lucas Demare – El hombre que está muriendo de sed junto a sus compañeros sabe, a pesar de su incultura, que va a morir por la ambición desmedida de quienes no escatiman vidas humanas en pos de un beneficio económico.
La novela que inspiró esta historia se titula “Choferes del Chaco” escrita por Augusto Roa Bastos y narra las peripecias que deben sufrir los hombres encargados de abastecer de agua a los combatientes en el frente.
Hombres alienados por una guerra que no entienden y por una geografía tremendamente hostil, en la que deben enfrentar a un enemigo aún más peligroso que las balas, la sed.
Con este título se la conoció en España, siendo galardonada en el prestigioso Festival de Cine de San Sebastián.
Un cine de altísimo valor artístico con la participación de Francisco Rabal, Olga Zubarry y Carlos Estrada en magistrales actuaciones, un cine que adelantado muchos años a su tiempo, produce algo que en la actualidad se denomina arte interactivo, pues plantea situaciones en las que inevitablemente nos veremos involucrados y harán que desde la platea nos preguntemos ¿Qué hubiera hecho yo en una situación similar?
Tiempo y espacio:
Año 1932 – Guerra entre Bolivia y Paraguay – Chaco Boreal.
Un pelotón diezmado por los ataques enemigos, con heridos, aislado de su base y sin posibilidades de recibir la tan necesaria agua.
El hombre a cargo de la situación (Carlos Estrada) decide enviar a tres de sus hombres a pedir ayuda.
En mitad del viaje por esa zona tan agresiva y desértica, uno de ellos cae extenuado y advirtiendo su final, le pide a su compañero que lo mate – y ahí se produce lo que comentaba del cine interactivo – en una escena de tremendo dramatismo, el compañero apunta, dando vuelta la cara dispara y sin mirar se aleja – Y uno se pregunta – ¿qué hubiera hecho yo en lugar de alguno de esos personajes?
La muerte, por balas o por sed está presente todo el tiempo, la lucha de los Choferes es tremendamente peligrosa; a cada instante se presentan situaciones prácticamente insalvables, mientras el pelotón espera algo que posiblemente nunca llegará.
Una incertidumbre que Lucas Demare, maneja magistralmente transfiriéndola desde la pantalla a los espectadores.
El Comandante de ese pelotón moribundo por la sed, deberá tomar una decisión que nuevamente nos involucrará y nos dejara conmovidos en la butaca.
Un final espectacular en el que nuevamente nos volveremos a preguntar ¿Qué hubiera hecho yo?
Película altamente recomendable.
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